Un perito que participó de la autopsia de Solange Grabenheimer, la joven asesinada en 2007, hecho por el que es juzgada su amiga Lucila Frend, reconoció que un estudio clave para precisar la data de muerte se echó a perder porque sufrió una “contaminación” en la toma de la muestra.

El médico legista Ramiro González Oliva, quien actuó en la causa como perito de parte de la familia de la víctima, lo declaró en el juicio ante el Tribunal Oral en lo Criminal 2 de San Isidro.

La prueba que se habría alterado, probablemente por cuestiones de “idoneidad”, según dijo Oliva, es el humor vítreo, un líquido que se extrae del lóbulo ocular.

En ese marco, la madre de Lucila se mostró ‘conforme’ con el avance de la investigación.

“Estamos muy conformes con el desarrollo del juicio; se empieza a aclarar el panorama.
A medida que fueron pasando los días se mostraron opiniones encontradas”, dijo Marina Harvey en La Vuelta.

Crimen y misterio. “Lo que quedó claro en el juicio es que las contradicciones son esperables en un estado de shock”, agregó.

Solange y Lucila “se conocieron a los 16 y se hicieron muy amigas y se presentaron sus otras amigas”, recordó la madre de la principal sospechosa.

Las acusaciones de la familia de Solange “es lo más frustrante de todo”, señaló la mujer.

“Es todo tan dispar que no tiene solidez”, dijo y agregó que “después de aguantar más de cuatro años con esa familia acusando a mi hija yo esperaba algo de paz”.

Asimismo, Marina Harvey sostuvo que se pone “en los zapatos” de la mamá de Solange y advirtió que “a Lucila “se la ve entera pero es un momento de mucha tristeza”.

“Estamos terminando con los últimos testimonios pero desconozco la fecha de la sentencia”, remarcó la mujer.