“Mi familia originalmente es de allí (de Siria). La situación es de suma tristeza y es inédita. No se recuerdan inmigraciones de estas características ni de la crueldad que estamos viendo. Son cosas de difícil resolución”, enfatizó Omar Abboud, presidente del Instituto de Diálogo interreligioso en Bravo.Continental.

Abboud es descendiente de sirio-libaneses. “Francisco les dirigió un mensaje a los refugiados de Siria en Jordania y la primera pregunta que le surgió fue quién le vendía las armas a esta gente (ISIS-EI). El tipo de belicosidad que tienen no tiene nada que ver con las fuentes islámicas. Siento una profunda tristeza”, remarcó.

“El que se marcha para vivir en otro tipo de cultura sufre una situación compleja en términos de perder sus raíces y compartir su identidad. No creo que sea su voluntad pero no tienen más remedio. Es una tragedia humana completa”, señaló Abboud.

“Los países vecinos, como Líbano o Jordania, no dan para más. Albergan más refugiados que habitantes. No entiendo por qué no se frena a estos grupos, que se formaron desde la invasión rusa en Afganistán; ahí comenzaron a reclutarse. Destruyeron monasterios, mezquitas…nunca hubo este tipo de violencia”, insistió.