El historiador Jorge Ossona explicó el fenómeno de las tomas ilegales  basadas no tanto en la necesidad como en el negocio de pequeños grupos o mafias apuntalados por algún color político.

“Una noche en un asentamiento de estas características suele ser una instancia muy brutal. Cuando el asentamiento se consagra, esto se vende. En el medio hay trámites para que de manera clandestina la municipalidad instale la luz y otros servicios”, señaló.

“Estos no son grandes negocios pero conforme se va consolidando el mercado ilegal, con contorno de pobreza, sigue subiendo el precio y gente que compró es desalojada varias veces”, detalló Ossona.

“A veces, las ocupaciones de tierras privadas se arreglan con los propios dueños y se le quita al Estado el poder de expropiación”, explicó.

“En general, los jefes de esas organizaciones son malandras polirubros…dedicados a las drogas, piratería del asfalto…”, remarcó.