El primer Papa latinoamericano regresa a su continente de origen sólo meses después de su elección. En Río de Janeiro, jóvenes católicos de todo el mundo ya aguardan ansiosos la llegada de Francisco para la Jornada Mundial de la Juventud. Y miles de argentinos partieron entre el viernes y el sábado repletos rumbo a Brasil para sumarse al encuentro.

El contingente local será la delegación extranjera más numerosa entre las que desde el lunes desbordarán las calles de la ciudad carioca, delante de la representación de Estados Unidos y por detrás de los anfitriones brasileños.

El papa Francisco les envió un mensaje por Twitter: "Queridos jóvenes, sé que muchos de ustedes están aún de camino a Río. Que el Señor les acompañe durante el viaje".

En la Catedral, la despedida del contingente el viernes estuvo en manos del arzobispo porteño, monseñor Mario Poli, en la catedral metropolitana.

"No vamos a un viaje de egresados, sino a una peregrinación religiosa para compartir y vivir la fe con jóvenes de todo el mundo", explicó el sacerdote Mario Miceli, responsable de los grupos porteños.

Con banderas argentinas, mates y guitarras para amenizar las largas horas de viaje, los jóvenes llevan entre su equipaje un regalo muy especial: se trata de tres réplicas de la Virgen de Luján. Una de ellas será entregada al Papa Francisco para que se la lleve al Vaticano; otra quedará en la catedral de la ciudad anfitriona y la última tiene como destino la favela Varginha (Manguinhos), que Bergoglio recorrerá durante la semana.

El padre Hernán Morelli, párroco de la villa 1-11-14 del Bajo Flores, partió junto con 17 fieles del asentamiento. "Este viaje es muy emocionante", comentó mientras esperaba en el edificio de la Curia porteña que le dieran los reales que logró cambiar por un acuerdo entre el Banco Central y el Arzobispado: tan sólo 370 reales por peregrino, unos mil pesos.

La villa 31, en tanto, aporta 28 peregrinos, con el padre Martín Carroza a la cabeza. "Somos una delegación, pero llevamos al barrio, toda la Villa 31 con nosotros", afirmó el cura.

Por su parte, la hermana Lidia, de las Hijas del Divino Salvador, contó que viajan siete monjas. "Vamos a dormir en bolsas de dormir. Estamos acostumbradas a misionar y siempre descansamos así", apuntó.

En su primer viaje al exterior, Jorge Mario Bergoglio enfrentará su primera prueba de fuego. El Papa quiere inculcarle su fe a la generación del futuro en multitudinarias misas y una vigilia en Río de Janeiro.

Al igual que con su antecesor Benedicto XVI, quien después de su elección lideró la Jornada Mundial de la Juventud 2005 en la ciudad alemana de Colonia, este viaje tiene para Francisco un gran impacto simbólico. No obstante, el programa para el Papa en Brasil estará más cargado que el que estaba planeado para un Benedicto más viejo y cansado.

Los que se queden en Buenos Aires, en tanto, podrán seguir el evento en directo a través de unas pantallas gigantes que el Instituto Brasileño de Turismo (Embratu) colocará en la Plaza Ciudad del Vaticano, al lado del Teatro Colón.