A  menudo “nos enroscamos” una y otra vez en nuestros pensamientos. Los damos vuelta al derecho y al revés sin llegar a nada. Nos estresamos buscando explicaciones y analizamos todo: ¿Cómo quedaré? ¿Se lo digo o no se lo digo? ¿Por qué me miró así? ¿Qué me quiso decir?

Sí, pensamos demasiado. Y lo peor es que la mayoría de esos pensamientos no son productivos, sino recurrentes y obsesivos. Y nos agotamos

La licenciada Liliana Traiber, psicóloga de la Clínica de Ansiedad y Estrés del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), comenta que si bien el pensar forma parte de la experiencia humana, hay que diferenciar las preocupaciones normales (experimentadas por la mayoría de las personas, y que tienen que ver con esas cosas que pueden controlarse), de las excesivas (que pueden incluir síntomas como inquietud, fatiga, dificultades para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular, alteraciones del sueño).

Por Radio Continental Marcelo Cetkovich, jefe de Psiquiatría de Ineco, destacó que e"l ataque de pánico es una forma de presentación de los trastornos de ansiedad".

“La personas que están en crisis, tiene una sensación de perdida de control. Esta crisis deja a la persona muy preocupada”, concluyó.