Los cuerpos de cuatro de los cinco fallecidos por la caída del avión sobre el Río de la Plata llegaron este jueves a Buenos Aires, tras obtener la autorización del traslado de la jueza uruguaya María Alexandra Facal que investiga el siniestro. Las cuerpos de las víctimas arribaron cerca de las 8 a la Dársena Norte del Puerto, a bordo del barco Eladia Isabel de la empresa Buquebus. 

En la nave también viajaron los familiares que habían ido al país vecino para reconocer los cadáveres depositados en la morgue judicial de Carmelo. El único cuerpo que permanece en Uruguay es el del piloto Leandro Larriera, de 43 años, quien volaba desde hace 12 años y era amigo personal de Federico Bonomi, dueño de la firma Kosiuko y propietario del avión accidentado. 

Los cuerpos de las víctimas que arribaron a Buenos Aires son Gustavo Fosco, de 53 años, director de comunicaciones de la firma Renault; Fernando Sánchez, de 45 y jefe de prensa de esa compañía; Facundo Alecha, de 41 años y director de la firma Royal Canin, y Fernando Lonigro, de 44 años, gerente de TTS viajes. 

Los dos sobrevivientes que estaban internados en Uruguay, fueron trasladados el miércoles a Buenos Aires para seguir su tratamiento en el Sanatorio De los Arcos y en el Hospital Británico de la ciudad de Buenos Aires, respectivamente. Buery presenta traumatismo de cráneo y diversas fracturas, mientras que Vivona, gerente de ventas de la firma Kosiuko, sufrió fracturas en la tibia y peroné derechos, la muñeca izquierda y de seis arcos costales izquierdo, aunque se encuentra "estable". 

En tanto, los otros dos sobrevivientes, Santiago Villamil e Ignacio Liosa, se recuperan de sus lesiones aunque permanecen hospitalizados en dos clínicas privadas del gran Buenos Aires. 

En diálogo con nuestro Servicio Informativo, Facundo Alecha, hermano de una de las víctimas fatales del siniestro, criticó el accionar de la jueza y la demora en rescatar los dos cuerpos que habían quedado atrapados en la aeronave. 
María Alexandra Facal "creo que es la jueza más incompetente que he visto en mi vida. Estuvimos cinco horas en la cochera esperando para que nos dejaran reconocer los restos de nuestros familiares", se indignó. También fustigó al cónsul argentino, César Mata, para quien pidió "un test de inteligencia".