En la recientemente creada Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), una de las carreras más novedosas de toda la oferta educativa superior de la Argentina, la Tecnicatura para la Gestión de Empresas Fúnebres, está a punto de cumplir su primer año de vida. Es la única propuesta de este tipo en el Mercosur. Unos 40 alumnos ya la cursan a distancia, y dentro de un año y medio ya estaría en condiciones de recibirse la primera camada de universitarios funebreros, que buscan cambiar el paradigma hereditario y tradicional que predomina desde siempre en el negocio de la muerte.

"Esto era una herencia o un oficio. La idea es transformarlo en una profesión, pero hasta acá no había dónde estudiar. Muchos me dicen: '¿Qué tenés que estudiar para enterrar un muerto?' Y en realidad, esto es mucho más profundo: la gente, cuando tiene un problema grave, no está en condiciones de razonar, ahí tiene que haber un profesional que la guíe", explica Ricardo Péculo, una leyenda del arte del sepelio, y que dicta las materias Ceremonial Exequial, Tanatoestética (embellecimiento del cuerpo con cosméticos) y Tanatopraxia (conservación por intermedio de químicos).