Faltaban pocos minutos para las cuatro de la mañana cuando el conductor de un Ford Orion azul perdió el control de su vehículo y chocó contra una camioneta roja que se encontraba estacionada sobre la avenida Rivadavia al 8500. Lo que sucedió de ahí en adelante es inexplicable e insólito.

A las 3:53 el SAME recibió un llamado de la policía por una colisión vehicular; la ambulancia llegó a la cuadra del siniestro y una doctora revisó al hombre y a su mujer, quienes estaban en el interior del rodado. Luego de comprobar que los pacientes no tenían lesiones, la doctora se fue del lugar.

Los propietarios del auto se quedaron allí "para esperar a la grúa", pero en realidad decidieron ingresar al habitáculo y la mujer se puso a dormir, totalmente indiferente a las miradas de los curiosos y de los cronistas que llegaron al lugar para cubrir el hecho. Su pareja abandonó el vehículo y volvió alrededor de las 11 para despertarla.

En efecto, siete horas después del episodio, la mujer se levantó con evidente malhumor, abrió la puerta del Ford y se alejó de la zona a pie, sin que nadie la detuviera para preguntarle qué había sucedido. Su pareja enfrentó a los medios y aseguró que estaba lleno de bronca porque en realidad a ellos los chocaron de atrás y los hicieron colisionar.