Además de bajar la cantidad de basura que se entierra, el sistema busca disminuir la separación y venta que se hace en la vía pública, y que todas las noches deja veredas y calles cubiertas de basura.

El Centro Verde funcionará dentro de un predio ubicado en la manzana comprendida entre las calles Hornos, Río Cuarto, Herrera y Osvaldo Cruz, en Barracas. Son 2.460 metros cuadrados divididos en cuatro galpones, con una playa de maniobra común en el centro. Por su parte, la cooperativa El Amanecer de los Cartoneros (MTE) se encargará de la logística y coordinará el trabajo de unos 400 recuperadores urbanos.

El circuito para levantar residuos que luego serán reciclados comenzará en los sectores que ya cuentan con doble contenerización: micro y macro centro, y la cuadrícula bordeada por las avenidas Entre Ríos, Lima, Rivadavia y Belgrano. Allí se distribuyen 80 contenedores negros, para la basura; y 26 de los verdes, para los reciclables. Son recipientes con capacidad para 3.200 litros que no se pueden dañar ni mover. Un sistema de seguridad restringe el acceso sólo a los recuperadores urbanos autorizados a operar en cada cuadrícula, y regularmente son limpiados y desinfectados.

El papel blanco ocupa el primer lugar entre los elementos que se recuperan, y es el que mejor cotiza, y luego le siguen el cartón, los plásticos, los metales y los vidrios. Los recuperadores sacan un promedio de dos bolsones (unos 150 kilos cada uno) de desperdicios por día. Y por mes juntan entre 3.000 y 6.000 pesos, aunque eso depende de los “clientes”, como les llaman a los generadores de desperdicios (bancos, empresas, oficinas, viviendas, etc.).

Los 400 recuperadores registrados reciben un incentivo de 900 pesos al mes. “Y estamos terminando de inscribirlos para que tengan obra social, monotributo y seguro. Si bien están dentro de una cooperativa, son independientes y cada uno se lleva su plata”, explicó Sergio Sánchez, coordinador general en el predio de Barracas.