El agua no dio tiempo a casi nada. Zunilda y su familia sacaron lo que pudieron y decidieron mudarse al cementerio de Luján, del que son vecinos. Y allí pasan las noches, evitando concurrir a un centro de refugiados por miedo a que les roben lo que queda en su casa.

Esta es la historia de una de las cientos de familias que sufren las consecuencias del temporal que hace una semana azota la provincia de Buenos Aires y que dejó a la gente a la intemperie.

A los muertos no les tengo miedo. Le tengo miedo a los vivos que pasan a ver si nos dormimos para robarnos algo, dijo Zunilda
Zunilda, su hija, su yerno y su mascota llevan, con esta, dos noches acampando improvisadamente en la galería del cementerio, al frente de su casa, pero sin poder entrar porque el agua no lo permite. "El frío es terrible, la soledad es terrible y también el abandono", dijo la mujer frente a las cámaras de TN.

"Nadie se acordó de nosotros, ni los políticos, ni el municipio.nadie. No pudimos sacar nada de la casa, pero gracias a los amigos estamos sobreviviendo", dijo Zunilda, indignada.

En compañía de una de sus amigas, a quien no se le inundó la casa, Zunilda contó, entre el frío y el desamparo estatal, que no le tiene miedo a los muertos. "A los muertos no les tengo miedo. Le tengo miedo a los vivos que pasan a ver si nos dormimos para robarnos algo. Tenemos que turnarnos para vigilar que no nos roben, porque policía todavía no vi", recalcó. "Si vienen y nos agarran con un revólver nos matan. Estamos abandonados totalmente", concluyó la mujer.

La situación en Luján es crítica y la municipalidad declaró emergencia hídrica. Pese al descenso del río, todavía hay 400 evacuados y esa cifra aumenta a 1500 si se suman los autoevacuados. Los barrios más afectados son Villa del Parque, Padre Varela, Santa Marta, San Jorge, San Fermín y La Loma.