El año pasado se atendieron en el Instituto de Zoonosis Luis Pasteur 8.138 casos de lesiones provocadas por perros, la cifra anual más alta de los últimos 20 años. De acuerdo al departamento de Sanidad y Protección Animal del gobierno de la Ciudad, la población canina no aumentó en todo ese tiempo: rondó entre los 600.000 y 700.000 ejemplares. Un escenario repetido son los ataques en domicilios particulares, por lo que estas mascotas, en especial las que son compradas y adiestradas para frenar a los ladrones, ahora están en la mira como los principales responsables del aumento sostenido en la cantidad de agredidos.

Los chicos son los más vulnerables. Más de la mitad de los casos de mordeduras de perros que se denuncian en el Pasteur tienen como víctimas a los que tienen entre 5 y 12 años. Además de los hogares como escenario de los ataques, estos se dan también en espacios públicos. Pero los sospechosos de siempre, los perros callejeros, no son los que más muerden, sino los paseados por sus dueños. Según los registros de la Ciudad, la proporción de mascotas (sumados los gatos) es de una cada tres habitantes, pero sube en barrios del sur.

La cantidad real de ataques es aún mayor ya que estiman que un 30% de casos no son denunciados por las víctimas. Salvo una caída entre 2006 y 2007, la cifra de heridos por mordeduras no dejó de crecer en la Ciudad desde 2002, cuando se registraron 6.065 casos. En 10 años, aumentó el 34%. “Debido a la inseguridad, mucha gente recurre a un perro para cuidar su casa y en muchos casos, lo adiestran para atacar”, señaló Oscar Lencinas, director del Instituto Pasteur, como una de las principales causas del fenómeno.