Analizan una iniciativa legislativa para beneficiar hasta los 25 años a quienes continúen su formación académica. Actualmente, la ley obliga a los progenitores a mantener a los estudiantes hasta los veintiún años.

La propuesta genera polémica entre los padres, que, en su mayoría, estiman que “extenderá la adolescencia de los jóvenes”, algo que, de hecho, ya ocurre desde la clase media. La norma fue pensada para una Argentina en la que todas las edades se han retrasado: las personas adultas viven más, los embarazos llegan más tarde y los hijos retrasan su ida de la casa paterna, reflexionó por Continental Graciela Onofrio, médica psiquiatra.

Quienes pergeñaron el proyecto pretenden que “continúe la responsabilidad con quien se ha compartido un proyecto de vida, y ese hijo que está estudiando seguramente ha sido impulsado por los padres”. Lo que se busca es evitar que, cuando ocurre un divorcio o una separación de hecho, los jóvenes de menos de 25 se queden sin esa financiación e inmersos en un mercado laboral que les resulta hostil.

Para redactar este artículo, los juristas se basaron en una infinidad de casos en los cuales la Justicia ya dictaminó a favor de mantener a los hijos hasta los 25 años.

En La Mañana, Onofrio explicó que “cada vínculo filial va a definir los límites del amparo económico”. Para Onofrio, “no necesitamos un padre más poderoso en épocas de paternidad tardía, porque corremos el riesgo de obligar a un padre jubilado a sostener a un hijo adulto sólo por el efecto de una ley. Así se corre el riesgo de fabricar hijos adultos que se conviertan en ‘botines de guerra’ de relaciones exconyugales disfuncionales”, consideró.