Pretendían instalar helipuertos y fundar empresas dedicadas a la aviación con sucursales en la Argentina, Colombia y los Estados Unidos. Pero su objetivo no era incursionar en el mercado aerocomercial: lo que querían era disponer de rutas aéreas para traficar cocaína hacia Europa.

Así se desprende de una resolución del juez federal de Lomas de Zamora Alberto Santa Marina en la que procesó con prisión preventiva a siete presuntos integrantes de una organización dedicada al comercio de estupefacientes, liderada por ciudadanos colombianos radicados en la Argentina y que vivían en countries en el norte del conurbano bonaerense.

"Nos encontramos ante una organización vinculada a la obtención, transporte y comercialización de sustancias estupefacientes dotada de una estructura organizada en estamentos y con una clara división de funciones", sostuvo el juez en su resolución, según informaron fuentes judiciales.

Los procesados fueron identificados por los voceros consultados como Mauricio Sánchez Gálvez, Blanca Rojas Núñez, Alfonso Moreno Santos, Oscar Morfulis, Roberto Reyes, y los hermanos Fabián y John Martínez Grajales.

La banda tuvo su golpe de gracia el 28 de octubre pasado cuando se le secuestró 114 kilos de cocaína en una camioneta Toyota Hilux estacionada en un garaje subterráneo situado en Cerrito y Paraguay, en Retiro. Era el desenlace de 14 meses de investigación de un trabajo en conjunto entre las policías Federal, Metropolitana y bonaerense, con la colaboración de la Secretaría de Inteligencia (SI) y la DEA (la agencia antidrogas de los Estados Unidos).

La hipótesis de los investigadores judiciales y policiales es que la organización planeaba acopiar una importante cantidad de cocaína para después tratar de traficarla a Europa.

"La sustancia estupefaciente pudo haber comenzado su recorrido hasta nuestro país desde Perú, recogida en Bolivia por Mario Morfulis [con pedido de captura internacional], para después introducirla en la Argentina", sostuvo Santa Marina en su resolución.

Según la resolución judicial, en una de las escuchas telefónicas Sánchez Gálvez conversa con el pastor David Acevedo Muñoz y "los interlocutores hablan de las eventuales licitaciones de una empresa dedicada a algún rubro de aviación y la adquisición de helicópteros".

En otras de las grabaciones destacadas en el expediente, los mismos protagonistas "hablan de temas relacionados con empresas aéreas y los países donde abrirían sucursales: Colombia, la Argentina y los Estados Unidos".

Según la resolución del magistrado, "si bien no se cuenta con elementos necesarios para reprocharle a Sánchez Gálvez el carácter de organizador o financista, entiendo que el trato dispensado por los demás imputados para con el nombrado, como así también la extensa cadena de contactos que se le escuchó mantener en distintas conversaciones lo ubican a mi criterio en un eslabón jerárquico cuanto menos de importancia dentro de la organización".