Se trata del policía Sebastian Riquelme, quien a las 8.30 ingresó armado la oficina donde se tramitan las licencias de conducir del municipio de Neuquén, ubicada en la calle Santa Teresa, del Barrio Provincias Unidas, amenazó a todos los presentes y efectuó dos disparos intimidatorios al aire para impedir que alguien intentara huir del lugar.

De acuerdo a la pesquisa realizada, Riquelme al parecer buscaba a su actual pareja, una mujer embarazada que se desempeña como empleada en esa oficina municipal, quien quedó entre los rehenes.

El policía mantuvo a 11 personas cautivas y se atrincheró en la oficina, por lo que a los pocos minutos efectivos de la fuerza rodearon el edificio, cortaron las calles adyacentes y un mediador inició la negociación con Riquelme.

En el transcurso de las conversaciones con el mediador, el policía fue liberando a rehenes, entre ellos a su pareja, hasta que se quedó atrincherado sólo con cuatro de ellos.

El subsecretario de Seguridad de la provincia, Gustavo Pereyra, informó que finalmente a las 13 Riquelme dejó salir al resto de los cautivos, todos ellos ilesos, y se entregó ante las autoridades.

En declaraciones a la prensa, el funcionario dijo que Riquelme es un suboficial que arrastra "conflictos familiares, ya que parece que desavenencias con su actual pareja, la mujer que estaba embarazada, y con su anterior esposa con la que tiene otros hijos, lo que lo llevó a tomar esta decisión".

Pereyra dijo que "al suboficial le preocupa su situación familiar y ahora la laboral después de todo lo que ha pasado" y explicó que se trata de un policía de 30 años, que prestaba servicios en la comisaría cuarta de la ciudad de Neuquén y tiene una antigüedad en la fuerza de entre 7 a 10 años.