El juez Javier Ríos decidió rechazar este lunes la nulidad presentada por la defensa del portero Jorge Mangeri, único imputado en la investigación del crimen de la adolescente Ángeles Rawson.

En el portal del Centro de Información Judicial (CIJ) se informó que el juez decidió "no hacer lugar al planteo de nulidad formulado por el doctor Marcelo Biondi en su carácter de abogado defensor" de Mangeri.

La defensa de Mangeri había solicitado la nulidad de todo lo actuado en la causa, incluidas las pruebas que complican seriamente la situación procesal del portero.

Los abogados defensores del portero, Miguel Ángel Pierri y Marcelo Biondi, adelantaron en los últimos días que en caso de que el magistrado rechace el planteo, apelarán ante la instancia superior, la Cámara del Crimen.

La defensa de Mangeri había dicho en la presentación, que el portero era un "imputado encubierto" en la causa, y apuntó a que un correo electrónico que llegó al juzgado para que se lo investigue, volcó las acusaciones sobre el encargado del edificio de la calle Emilio Ravignani 2360.

Sin embargo, en la resolución de 20 páginas que firmó el juez Ríos, el magistrado indicó que Mangeri estaba siendo interrogado "como testigo" y defendió en ese sentido la actuación de la fiscal María Paula Asaro, antes de ordenar su detención, tras la autoincriminación del encargado del edificio.

"Y, de hecho, tampoco se advierte que la declaración testimonial que se le recibiera haya vulnerado garantía o derecho alguno", expresó el juez en su resolución sobre el planteo de la defensa.

"Tampoco puede la defensa sostener la existencia de un perjuicio, si en definitiva lo vertido en dichos actos no ha tenido incidencia alguna en lo actuado con posterioridad", sentenció el juez.

Sobre el pedido de nulidad acerca de las pruebas de ADN, Ríos dijo que "tampoco puede sostenerse una relación de determinación con lo expresado por Mangeri en su declaración testimonial, por cuanto es una prueba que deviene como necesaria a partir de que ya se habían extraído muestras a la víctima, aún desconociendo su resultado".

"Y cae por su propio peso como mecánica habitual de toda investigación de hechos de la naturaleza como el que aquí se investiga realizar una toma de muestra a quien se sospecha tuvo intervención en su comisión, con el claro fin de proceder a su cotejo", sostuvo.

Por otro lado, se espera que el detenido sea evaluado por peritos psiquiátricos tanto oficiales, como de la defensa y la querella en los tribunales porteños.

El juez solicitó Ríos determinar, sobre Mangeri, "su perfil conducta-sexual y establecer sus vínculos afectivos, organizacionales a nivel familiar, clima emocional, dinámica grupal, dinamismos intrapsíquicos y roles inconscientes estereotipados".

También requirió datos posibles "trastornos sexuales, de deseo sexual, de la excitación sexual (trastorno de erección o impotencia) y parafilias".

En tanto, Ríos tomará este martes declaraciones testimoniales, que se realizarán a partir de las 10 en el Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción 17, ubicado en los tribunales de la calle Talcahuano, de Capital Federal.

La primera de las testigos será Dora Sandoval, la empleada doméstica de la mujer que, a 48 horas del crimen de Ángeles y antes de que el encargdo Jorge Mangeri fuera detenido, envió a la fiscalía un mail advirtiendo que investiguen al portero.

Sandoval vive en la casa tomada ubicada al lado del edificio de Ravignani 2.360 y le comentó a su patrona que el portero solía acosar verbalmente a las mujeres que pasaban por la cuadra.

Otra testigo que mañana escuchará el juez Ríos será Cecilia Ruth Brook, que es una prima de María Elena ‘Jimena’ Aduriz, la madre de Ángeles.

El tercer y último testigo de la jornada será Julio César Chappa, que es el encargado de Ravignani 2.336, el edificio contiguo al de las cámaras que tomaron el paso de Ángeles a las 9.50 llegando a su casa, y cuyo testimonio para el juez es clave.

El juez Ríos citó a Chappa para dar por probado que aquella mañana nada le ocurrió a Ángeles en la calle, ya que este portero se encontraba en la puerta de su edificio y no vio ni escuchó nada extraño al momento en el que la víctima caminaba por la cuadra y llegaba a su domicilio.