El custodio de un camión cargado con telas fue asesinado de un balazo en el tórax en el barrio porteño de Saavedra por delincuentes con chalecos policiales y armas largas que robaron el transporte y se llevaron cautivos al chofer y a otros dos custodios, a quienes finalmente abandonaron sanos y salvos en Hurlingham. Ocurrió pasada la 1.20 de esta madrugada en el cruce de la colectora de la avenida General Paz y la calle Superí, del lado de Capital Federal, y el camión fue recuperado horas más tarde en la zona del partido de Vicente López, luego de que la empresa de seguimiento satelital que tenía el transporte le cortó el paso de combustible.

Todo comenzó cuando ocho delincuentes que se movilizaban en un Volkswagen Bora y un Fiat Vento cruzaron el paso del camión cargado con telas con intenciones de robo. Detrás del camión se hallaban dos autos particulares con dos custodios cada uno que intervinieron inmediatamente para impedir el asalto, por lo que se originó un intenso tiroteo. En el tiroteo, uno de los custodios que conducía uno de los automóviles, de 40 años, casado y con hijos, murió de un balazo en el pecho y quedó tendido sobre el asiento del vehículo. En tanto, los delincuentes, algunos de los cuales llevaban su rostro cubierto, se llevaron como rehén al chofer del camión y a dos de los custodios, y huyeron a toda velocidad en el Bora, el Vento y con el camión robado.

El camionero y los dos custodios cautivos fueron liberados momentos después en la zona de Hurlingham, sanos y salvos. El camión, en tanto, fue hallado horas más tarde en el cruce de la colectora de la autopista Panamericana y la calle Malaver, en Vicente López, con toda su carga intacta. Es que, ante la denuncia del robo, la empresa de seguimiento satelital contratada por el transporte de cargas cortó el paso de combustible del vehículo y los delincuentes debieron abandonarlo.

De acuerdo al relato de las víctimas, los delincuentes contaban con equipos de comunicación sofisticados, armas largas y chalecos con la inscripción de la policía. El caso quedó en manos del fiscal de Saavedra-Núñez, José María Campagnoli, quien ordenó los peritajes al personal de la Policía Metropolitana.