Celina Bergantiños, la joven diseñadora de 29 años que fue hallada muerta en su departamento de San Telmo, había cambiado la cerradura de la vivienda dos días antes de que la mataran. Este dato toma relevancia, ya que los investigadores comprobaron que la cerradura no fue violentada por el asesino, por lo que se sospecha que la víctima lo conocía. De acuerdo con la investigación llevada adelante por la fiscal Paula Asaro, el robo se produjo el miércoles, dos días antes del crimen.

Según una fuente, la chica llamó a la mujer que le alquilaba el departamento y se quejó porque le habían robado 350 dólares que tenía escondidos. Entonces la dueña mandó a un cerrajero, le cambiaron la combinación y le dio dos copias de la llave. El cambio de la cerradura fue lo indujo a los familiares a acudir a la Policía, ya que, preocupados porque no tenían noticias de ella, intentaron entrar a su departamento del primer piso y no pudieron abrir la puerta. Inmediatamente el padre fue a la comisaría y se descubrió el crimen.

Cuando llegó al lugar, la Policía se encontró con un fuerte olor a gas que provenía del departamento. Asimismo, encontraron algunos sectores del departamento revueltos. "Creemos que el asesino dejó el gas abierto para asegurarse la muerte de la joven", aseguró un jefe policial. La víctima, quien vivía sola y alquilaba el departamento hace seis o siete meses, presentaba varias lesiones cortantes en el cuello, por lo que en un principio se pensó que había muerto degollada, en un hecho ocurrido el sábado pero que recién hoy trascendió a la prensa.

Sin embargo, fuentes de la investigación revelaron que la autopsia determinó que la causa de la muerte fue una asfixia, que la víctima tenía signos de estrangulamiento manual y que los cortes en el cuello fueron superficiales. Hasta ayer, la principal hipótesis es que el asesino conocía a la víctima, ya que para acceder al sector de los departamentos desde la calle se deben pasar tres puertas con sus respectivas llaves y ninguna había sido forzada.