Barreda había solicitado ser eximido de seguir con asistencia psicológica, argumentando que ya no la necesitaba y que los propios psicólogos que lo trataban en Capital Federal, donde reside, coincidían en que no es necesario que siguiera recibiendo esa asistencia.

Finalmente, el camarista de la sala I de la Cámara Penal platense, Raúl Dalto, que oficia de juez de Ejecución, resolvió ayer hacer lugar al pedido, en base a los informes médicos, y hacer cesar esa obligatoriedad.

"La situación de pareja de Barreda y la señora Berta André ha mejorado ostensiblemente, no presentando situaciones conflictivas que hicieran temer por manifestaciones de violencia entre ambos, tal como sucedía cuando ese Tribunal estableció, preventivamente en abril de 2009 (la obligatoriedad del tratamiento psicológico)”, detalla el informe de los psicólogos.

En su informe, los psicólogos precisan que durante la terapia recibida por Barreda "se ha podido ir trabajando dificultosamente con recuerdos que le resultan dolorosos y que están referidos al hecho traumático que pasó en el momento de ejecutar el acto del homicidio de su esposa, sus dos hijas y su suegra”.

“Pero así acuden también a su memoria momentos gratificantes que tuvo en relación a sus dos hijas y su mujer”, sostiene el informe.

Para los profesionales, "Barreda ha tomado conciencia de la gravedad de su conducta, que se muestra a través de distintas expresiones del mismo en sus sesiones terapéuticas. Esto le provoca sentimientos depresivos que han venido siendo trabajados en su tratamiento, sobre todo la conciencia de que estos sentimientos lo acompañarán de por vida”.