Trece extranjeros y ocho afganos, todos ellos civiles, fueron las víctimas fatales del atentado a La Taverna du Liban, un ataque que podría marcar un punto de inflexión para las organizaciones internacionales que operan en la capital de Afganistán, informó hoy la policía afgana, que ayer había reportado 14 muertos.

El ataque coincide con un deterioro de la seguridad y llega en momentos en que Estados Unidos y la OTAN comienzan a preparar la acordada retirada militar del país, a fin de año, tras una guerra iniciada en 2001 contra los entonces gobernantes talibanes y la red Al Qaeda.

Entre las víctimas del ataque en Kabul figuran dos ciudadanos estadounidenses que trabajan para la American University of Afghanistan, un somalí-norteamericano, dos británicos -entre ellos el especialista en desarrollo Dharmender Singh Phangura-, dos canadienses, dos libaneses y un oficial de policía danés.

Phangura, quien junto al ciudadano malayo trabajaba para Adam Smith International, iba a ser candidato del Partido Laborista británico en las próximas elecciones para el Parlamento europeo.

Entre los muertos también figuró la representante del Fondo Monetario Internacional (FMI) para Afganistán, la libanesa Wabel Abdallah, y el ruso Vadim Nazarov, el jefe de la ofician de Asuntos Políticos de la ONU en Afganistán, informaron anoche el FMI y Naciones Unidas.

Nazarov era uno de los funcionarios de la ONU de mayor experiencia, hablaba las lenguas del país a la perfección y había estado en Afganistán desde la década de 1980. Fue uno de los tres miembros de la ONU muertos en el ataque.

"Son noticias trágicas y en el Fondo estamos todos desolados. Nuestros corazones están con la familia y los amigos de Wabel así como con los seres queridos de las otras víctimas del ataque", dijo en un comunicado la directora del FMI, Christine Lagarde.

Abdallah, de 60 años y de nacionalidad libanesa, fue nombrado máximo representante del FMI en Afganistán en 2008, tras haber trabajado para este organismo en diferentes puestos, la mayoría de ellos relacionados con Medio Oriente.

La ONU condenó los ataques contra civiles "por ser inaceptables y quebrantar de manera flagrante las leyes internacionales en materia humanitaria", informó la agencia de noticias DPA.

"Estos ataques deben acabar inmediatamente", dijo hoy un portavoz del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en un comunicado.

"El secretario general envía sus más profundas condolencias a las familias y amigos de los que murieron y su deseo de que los heridos mejoren pronto", prosiguió.

Según el jefe de la Policía de Kabul, Mohamed Zahir, tres personas participaron en el ataque aunque solo uno hizo estallar su carga explosiva, después de que los otros dos fueran abatidos por las fuerzas de seguridad.

El vocero del movimiento ultraintegrista talibáns, Zabihula Mujahid, afirmó hoy que el atentado fue para vengar un ataque aéreo perpetrado por la misión de la OTAN en Afganistán (ISAF), que el miércoles se cobró la vida de ocho personas, siete de ellas niños, expresó en la red social Twitter.

Hasta ahora, el más mortífero atentado contra civiles extranjeros en Afganistán había sido cometido el 8 de septiembre de 2012, cuando nueve empleados de una compañía de aviación privada murieron en un ataque suicida cerca del aeropuerto de Kabul.

Ocho de los muertos eran sudafricanos y el otro de Kirguizistán.

Poco después de conocerse el ataque de ayer al restaurante, el presidente de Afganistán, Hamid Karzai, lo condenó y arremetió contra Estados Unidos, a quien recriminó que aún siga sin respetar la vida de los civiles afganos.

En su defensa, la ISAF alegó que la operación lanzada conjuntamente por la OTAN y las fuerzas especiales afganas se complicó cuando un grupo de insurgentes afganos comenzó a disparar.

Las fuerzas internacionales y locales abrieron fuego contra los milicianos y pidieron apoyo aéreo para frenar la respuesta armada que procedía de "dos complejos", afirmó la ISAF en un comunicado.

"Lamentablemente, murieron dos civiles que se encontraban en el interior de uno de los edificios desde donde los insurgentes disparaban", añadió la misión de la OTAN en Afganistán, según informó la agencia de noticias Europa Press.

En este contexto, las fuerzas de la ISAF preparan su salida de Afganistán este año tras más de una década de combates contra la insurgencia talibán y de atentados diarios en distintos puntos del país.