Un ejército de gatos está por desembarcar en el Parlamento de la localidad británica de Westminster para defenderlo del asedio de los ratones.

 

El más renombrado refugio para animales de Londres, aquel de perro y gatos de Battersea, puso a disposición a sus felinos más expertos para los diputados que no pueden tener contactos con los roedores: cada vez más arrogantes y que incluso llegaron a morder los documentos oficiales que deberán ser ahora presentados a la Cámara de los Comunes.

 

“Así no se puede ir más hacia adelante”, se quejó la diputada Pauline Latham a la cadena BBC. Ella como tantos otros colegas están listos a “aceptar en oficina a un valiente colaborador de cuatro patas en grado de cazar aquello que parece una verdadera infestación en los corredores de la masiva institución política británica.

 

Fue así, entonces, que el centro de Battersea suministró la lista de sus mejores ejemplares, como Jill, un felino llamado “el exterminador”, por su larga experiencia en la caza de ratones en su última vivienda.

 

O tal vez Finn, otro “campeón” –de cuatro años- listo a arremeter contra cualquier cosa que se mueva alrededor de él. Actualmente en los refugios de gatos existen 190 animales que esperan un nuevo dueño y muchos podrían terminar sirviendo al Parlamento.