Murió en octubre en Roma y después de la polémica por el lugar dónde sería enterrado, finalmente sus restos fueron ubicados en el cementerio de una prisión en Italia. Su tumba fue señalada con una cruz gamada con un número, pero no aparece su nombre ni tampoco la fecha de su nacimiento o de su muerte.

Tampoco se conoce el lugar exacto en el que se ubica el sepulcro para evitar que se convierta en objeto de peregrinación de neonazis. Sólo la familia conocería esos datos.

La muerte de Priebke a la edad de 100 años en Roma desencadenó una disputa al negarle la sepultura tanto las localidades de Bariloche, en Argentina, donde vivió muchos años, como la localidad de Henningsdorf, en Alemania, donde nació.

Según el diario, citado por la agencia de noticias EFE, el cementerio de la prisión fue elegido tras días de deliberaciones.

Entre otras cosas se buscaba un lugar protegido para evitar ataques. En los últimos 20 años nadie fue enterrado allí.

Los restos del criminal de guerra nazi fueron depositados en un aeropuerto militar próximo a Roma a la espera de que su destino final se aclarase, tras un enfrentamiento entre manifestantes de extrema derecha y grupos antifascistas.

Priebke participó en 1944 en una de las peores masacres nazis en Italia, durante la Segunda Guerra Mundial, en la que asesinaron a 335 civiles. Hasta su muerte, el jerarca nazi no mostró arrepentimiento alguno.

Priebke, ex oficial de las SS, cumplía una condena a cadena perpetua bajo arresto domiciliario por el asesinato masivo de las Fosas Ardeatinas, próximas a la capital italiana.