Al iniciarse el plan de paz de las Naciones Unidas y la Liga Árabe, que debía culminar con un cese al fuego en 48 horas, las fuerzas de ambos bandos se enfrascaron en una guerra de declaraciones y desmentidos, mientras sus combatientes seguían peleando en varios puntos del país.

El canciller sirio, Walid al Mualem, aseguró que las fuerzas de su país habían comenzado a retirarse de algunas ciudades, tal como se había acordado con el mediador internacional, Kofi Annan. "Hemos retirado algunas unidades del Ejército de algunas provincias en cumplimiento del párrafo C del plan de Kofi Annan”, declaró Al Mualem en Moscú durante una conferencia de prensa con el canciller ruso, Sergei Lavrov.

También “hemos permitido la entrada a Siria de más de 28 medios de comunicación desde el 25 marzo, después de haber aceptado este plan" y "hemos liberado a numerosos detenidos que habían sido capturados a causa de los disturbios que habían cometido", agregó. Sin embargo, subrayó, “pese a todos los pasos positivos del gobierno sirio, hemos constatado un aumento de las operaciones militares por parte de los grupos armados y su expansión a otras provincias".

Minutos después, los opositores al gobierno controlado por un mismo partido desde 1963 salieron a desmentir la versión del canciller. "Lo que dijo Al Muallim en Moscú es una total mentira y forman parte de las maniobras del régimen sirio", aseguró en Beirut Sheikh Anas Airut, miembro del Consejo Nacional Sirio.

Por su lado, el gobierno sirio reiteró que los opositores sólo han aceptado de palabra, pero no firmado, el acuerdo por el cual hoy debía comenzar el retiro de las tropas de los frentes para el jueves 12 de abril poder decretar un cese al fuego. "Nosotros no pedimos garantías a los grupos terroristas que están matando, secuestrando y destruyendo infraestructuras", sostuvo Al Muallim. "Queremos que sea Annan quien nos dé esas garantías", añadió el ministro.