"Es algo irónico ver que algunos miembros del Congreso quieran hacer frente común con la línea dura en Irán. Es una coalición poco habitual", sentenció Obama ante un grupo de periodistas al comienzo de su reunión con el presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk.

Por su parte, el canciller iraní, Javad Zarif, también rechazó la ofensiva diplomática de los legisladores republicanos como "una carta que no tiene valor legal y que es mayormente una táctica de propaganda", según un comunicado difundido por su oficina y publicada en la página web del ministerio.

La carta que provocó la reacción de la Casa Blanca y de la República Islámica Iraní fue firmada por 47 senadores republicanos, entre los que figuran potenciales aspirantes a la Presidencia norteamericana como Marco Rubio, Ted Cruz y Rand Paul, y estuvo dirigida a los "líderes" en Teherán.

"Cualquier acuerdo respecto a su programa de armas nucleares que no haya sido aprobado por el Congreso será considerado nada más que un acuerdo ejecutivo entre el presidente Obama y el (líder supremo iraní), ayatolá (Ali) Jameneí", advirtieron los senadores opositores en su misiva.

A continuación, los legisladores lanzaron una amenaza poco velada: el próximo presidente de Estados Unidos "podría revocar tal acuerdo ejecutivo con el trazo de su pluma".

Las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos son en noviembre de 2016.

Obama presiona para que a mitad de este año las principales potencias del mundo y el gobierno de Irán lleguen a un acuerdo definitivo que de fin a la disputa que mantienen hace más de una década por el programa nuclear de Teherán.

Las potencias occidentales e Israel acusan a la República Islámica de utilizar a su programa civil de energía nuclear como fachada para desarrollar clandestinamente una bomba nuclear.

Teherán siempre lo ha desmentido, pero tras años de sanciones económicas, políticas y comerciales que asfixiaron su economía, aceptó negociar con las potencias una reducción y apertura de su programa nuclear.

Después de un momento de mucha tensión, las potencias y Teherán acordaron a fin del año pasado extender por última vez las negociaciones y postergar el plazo final para finales de junio próximo.

La proximidad de la fecha está provocando una reacción cada vez más virulenta por parte del gobierno israelí de Benjamin Netanyahu y de sus principales aliados en Estados Unidos, el liderazgo republicano.

Obama repudió hoy la presión de los senadores republicanos y se mostró optimista de que él será capaz de convencer "al pueblo estadounidense" de respetar un eventual acuerdo internacional.

Horas antes, el vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest, ya había condenado la actitud de los legisladores opositores.

"La prisa hacia la guerra o, al menos, hacia la opción militar (contra Irán) por la que muchos republicanos están abogando no beneficia en absoluto a Estados Unidos", advirtió el funcionario en su conferencia de prensa diaria.
Desde Teherán, la reacción tampoco tardó en llegar.

"Es muy interesante que mientras las negociaciones aún están en desarrollo y mientras no se alcanzó un acuerdo, algunos grupos de presión política tienen tanto miedo de la perspectiva de un acuerdo que echan mano a métodos no convencionales y sin precedentes en la historia de la diplomacia", sostuvo el canciller iraní, Zarif.

"Destaco un punto importante para los autores (de la carta) y es que el mundo no le pertenece a Estados Unidos y que las relaciones entre Estados están gobernados por el derecho internacional y no por las leyes internas estadounidenses. Los autores no deben entender en realidad el derecho internacional", agregó el diplomático.