Así lo reveló el embajador de Sudán del Sur en Jartum, Mayan Dot, quien en una rueda de prensa en la capital sudanesa precisó que los partidarios del ex vicepresidente Riak Mashar, acusado de perpetrar un fallido golpe de Estado el pasado 15 de diciembre, "controlan Unidad y el estado de Jonglei", el mayor del país.

Dot describió lo que ocurre actualmente en el país como una "semiguerra civil", debido sobre todo a los graves choques que estallaron en Jonglei y Unidad, y consideró que la solución pasa por un diálogo profundo.

En esa misma línea y dada la gravedad de la situación, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, hizo hoy un llamamiento al diálogo a las autoridades de Sudán del Sur para poner fin a la ola de violencia que azota el país.

"El presidente resaltó la urgencia de apoyar los esfuerzos para resolver las diferencias en Sudán del Sur a través del diálogo. Sus líderes deben saber que la violencia continuada pondrá en peligro al pueblo y los avances que tanto costaron hacia la independencia", señala el comunicado de la Casa Blanca.

En el texto, dado a conocer en Hawaii donde pasará la Navidad junto con su familia, Obama advierte que la nueva derivación del conflicto sursudanés "sólo puede ser resuelto de forma pacífica a través de negociaciones".

Y en línea con las advertencias de su asesora en Seguridad Nacional, Susan Rice, avisa a las partes que "cualquier esfuerzo de hacerse con el poder mediante el uso de la fuerza militar implicará el fin del largo apoyo brindado por Estados Unidos y la comunidad internacional".

El pasado jueves, Obama envió 45 soldados para proteger a personal diplomático y ciudadanos estadounidenses en el país africano, cuatro de los cuales resultaron heridos ayer al ser atacado el avión con el que trataban de evacuar a compatriotas.

El por ahora fallido golpe de Estado impulsado a sangre y fuego, ya causó la muerte de alrededor de medio millar de personas, miles de desplazados y la evacuación de ciudadanos occidentales.

Sudán del Sur es el país más joven del planeta ya que se independizó de Sudán en julio de 2011, pero desde entonces la inestabilidad y las rivalidades internas no dan lugar a la calma y desembocaron esta semana en el intento de golpe de Estado.

El conflicto está marcado por la violencia étnica, ya que el presidente sursudanés, Salva Kir, pertenece al clan Dinka, y el ex vicepresidente Mashar, al Lou Nuer.

La base de la misión de Naciones Unidas para Sudán del Sur (UNMISS) en Akobo, en el estado de Jonglei, fue atacada por rebeldes Lou Nuer hace tres días, lo que causó la muerte a dos cascos azules indios y a veinte civiles del clan Dinka que se habían refugiado en el lugar.

Pese a que los rebeldes se hicieron con el control del estado de Unidad, el embajador Dot dijo haber hablado con el ministro sursudanés de Petróleo, Hon Stephen Dau, quien le aseguró que la producción actual de crudo en el país asciende a 250.000 barriles diarios y que su distribución por el momento no corre peligro.

De esa cantidad, 170.000 barriles se producen en el estado de Alto Nilo, vecino a Unidad y dominado por las autoridades, señaló Dot, quien agregó que en Unidad se producen los otros 80.000 barriles.

Asimismo, el diplomático buscó llevar algo de tranquilidad al asegurar que el Ejército controla la situación en ocho de los diez estados de Sudán del Sur y mostró su confianza en que pronto recuperará las zonas que han caído en manos de rebeldes.

Sin embargo, el líder de la cuarta división del Ejército sursudanés, el general Koang Chuol, perteneciente a la tribu Lou Nuer, desertó ayer y se unió a los rebeldes, informó hoy una emisora local de Bentiu, la capital del estado de Unidad.

Las fuerzas lideradas por Chuol controlaron la región, según esa radio, mientras que hay informaciones de que los soldados gubernamentales se refugiaron en una sede de la ONU en la zona y el gobernador del estado, Joseph Monytuil, escapó del lugar.