Desde hace varios días, y todavía más que el caso Snowden o el posible boycott internacional a los próximos Juegos Olímpicos de Invierno por la política homofóbica de Vladimir Putin, un tema viene copando los noticieros y las tapas de los matutinos en Rusia: la aparición de "palomas zombies" en Moscú.


Según reportan los moscovitas, dichas aves muestran un comportamiento "temerario y aletargado", sin percibir a los transeúntes con lo que se chocan y volando sin rumbo, antes de morir súbitamente.


Las autoridades y los medios especularon inicialmente que podría tratarse de la enfermedad de Newcastle, común en las aves de granjas y altamente contagiosa, pero tras las primeras necropsias practicadas a las palomas, las autoridades sanitarias informaron de que los animales sufrían una infección intestinal que producida por la bacteria de la salmonella.


Por su parte, varios ornitólogos aseguraron que se trata de un fenómeno estacional y natural, ya que el aumento de la mortandad de las palomas es común tras la temporada de apareamiento, que comienza en agosto.


Para calmar a los moscovitas, presos del pánico por la llamada en los medios "invasión de las palomas zombies", el gobierno ruso pidió a la población que cuide su higiene y no se acerque a las aves muertas que se encuentran por la centena en las calles.


En el 2010, Moscú ya había sufrido muertes en masa de palomas, que según las autoridades en aquel momento, habían sido motivadas por el smog. Esta vez, esa explicación no tranquiliza a la población, que recurre a la posibilidad de una "guerra bacteriológica" y hasta a las predicciones del fin del mundo del mago zarista Rasputìn.