Tras la matanza de más de un centenar de personas, entre ellos decenas de niños, en la ciudad de Hula, adjudicada por observadores internacionales a las fuerzas adictas al mandatario Bashar al-Assad, varios países despidieron a representantes diplomáticos de Siria en sus capitales.

El primero fue Australia y le siguieron Francia, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos y España.

“Es la forma más efectiva que tenemos de enviar un mensaje de condena al Gobierno de Siria”, declaró el ministro de Asuntos Exteriores de Australia, Bob Carr, quien añadió que se trata de una decisión concertada con otros gobiernos.