Obama pidió responsabilidad a los legisladores e invitó a los republicanos a "ganar una elección".

"Si no les gusta una política o un presidente, discutan, ganen una elección, hagan presión, pero no quebranten lo que vienen haciendo nuestros antepasados", expresó el mandatario.

Aunque en los últimos días libró una de las batallas políticas más ásperas de los últimos años contra sus rivales republicanos, muchos de estos terminaron votando a favor de sus iniciativas en la Cámara de Representantes y en el Senado. Sin embargo, el tono de Obama no fue festivo, sino que reconoció el malestar general hacia los políticos, fruto de la incertidumbre y la parálisis presupuestaria de las últimas dos semanas.

"No hay ningún ganador", advirtió casi en el inicio de su locución, para advertir luego que "las últimas semanas han dañado a nuestra economía". El análisis, a tono con los de la prensa en general, también hizo foco en la gente: "No me sorprende que la gente esté harta de Washington", disparó.

"Tenemos que volver a ganarnos la confianza del pueblo estadounidense", agregó el líder demócrata.