El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, da a conocer un paquete de medidas ejecutivas para reducir la violencia causada por las armas de fuego en el país. Adelantó que "potencialmente salvarán vidas. Tenemos que hacer algo en este país para hacer frente a las consecuencias del fracaso del Congreso" a la hora de legislar para evitar la muerte por incidentes con armas de fuego, explicó en su rueda de prensa diaria Josh Earnest, portavoz de Obama. 

Días atrás, el mandatario estadounidense se reunió en la Casa Blanca con la fiscal general del país, Loretta Lynch, y el director del FBI, James Comey, entre otros funcionarios y asesores, para recibir una serie de recomendaciones sobre cómo endurecer por decreto el control de la compraventa de armas de fuego. En esa oportunidad, en unas breves declaraciones a los periodistas desde el Despacho Oval, Obama explicó que recibió "algunas ideas" sobre cómo, a través de su autoridad ejecutiva, su Gobierno puede "marcar la diferencia" para tratar de garantizar que las armas no caigan en manos de criminales o de personas con problemas mentales.

Además, afirmó que las medidas que prevé tomar están dentro de su "autoridad legal" como presidente y advirtió que no van a evitar "todos" los tiroteos ni crímenes violentos, pero sí "potencialmente salvarán vidas". El presidente señaló, asimismo, que su plan ejecutivo es "totalmente coherente" con la Segunda Enmienda de la Constitución estadounidense, que recoge el derecho a portar armas

En una suerte de "ser o no ser", Obama se ve obligado a tomar estas medidas ante la inacción del Congreso sobre el asunto que, según reconoció, es la mayor frustración de su mandato. De todas maneras, tendrá que dar una dura pelea con los republicanos, que controlan la Legislatura y se oponen a esta, una de las principales iniciativas que llevan su marca personal a lo largo de su mandato, que culmina dentro de un año.