Dos días después de anunciar una nueva expansión de los asentamientos ilegales en territorios ocupados a los palestinos, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, respondió hoy a críticas de Estados Unidos y la ONU y prometió que no hará "concesiones que pongan en peligro el país".

"Nuestro interés es, en primer lugar, la seguridad y la unidad de Jerusalén, y no la máxima prioridad de aquellas fuentes anónimas que nos atacan, y a mí personalmente", sentenció el premier frente al Parlamento israelí.

Netanyahu aludió así un artículo publicado ayer por una revista estadounidense que se sumó a los cuestionamientos internacionales, liderados por Washington, que provocó el anuncio sobre la construcción de 1.000 nuevas viviendas para judíos en Jerusalén este, el sector de la ciudad reclamado por los palestinos.

"Otra manifestación de la cobardía (de Netanyahu), según la mirada de funcionarios del gobierno de (Barack) Obama, es su deseo casi patológico de preservar su carrera", escribió el periodista de The Atlantic, Jeffrey Goldberg.

"El gobierno de Netanyahu hizo todo lo posible en los últimos días para a) dejarle claro al mundo que acelerará la construcción de viviendas en las áreas disputadas en Jerusalén este y b) hacerle saber a todos su desprecio por el gobierno de Obama y su lectura de la situación en Medio Oriente", agregó el reportero, citando a dos importantes funcionarios del gobierno de Estados Unidos, cuyo nombre no reveló.

Estas dos fuentes describieron al primer ministro israelí como un "cagón" -la palabra exacta en inglés fue "chickenshit", un término vulgar y ofensivo que quiere decir cobarde-.

El periodista además recordó que en los últimos años otros miembros de la administración Obama eligieron otros adjetivos como "recalcitrante, miope, reaccionario, obtuso, violento y pomposo" para describir a Netanyahu.

La lluvia de términos despectivos no es algo nuevo en la tensa relación entre el gobierno de Netanyahu y el de Obama.
Hace unos meses, la prensa israelí filtró el contenido de una reunión a puertas cerradas del ministro de Defensa local, Moshe Yaalon, en la que éste calificaba al secretario de Estado norteamericano, John Kerry, como un "obsesivo" y un "mesiánico" por insistir en reactivar un diálogo de paz entre los líderes israelíes y sus contrapartes palestinas.

El artículo de The Atlantic provocó de inmediato una ola de rechazos en Israel.

"El ataque en mi contra se explica sólo porque protejo al Estado de Israel", sentenció Netanyahu frente al Parlamento, mientras su ministro de Economía, el líder ultranacionalista Naftali Bennet, escribió en su página de Facebook que "hablar mal del primer ministro y ponerle apodos no es sólo un insulto contra él, sino contra millones de judíos e israelíes en el mundo".

Desde la Casa Blanca, también repudiaron los dichos de la fuente oficial no identificada citada por la revista estadounidense.
"Definitivamente esa no es la opinión del gobierno y creemos que ese tipo de comentarios son inapropiados y contraproducentes", sostuvo en un comunicado un vocero del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Alistair Baskey, quien no obstante agregó que el premier israelí y el presidente estadounidense "no están de acuerdo en todos los temas".

Esta postura intermedia de la Casa Blanca -que por un lado rechaza la expansión de asentamientos israelíes en territorios palestinos ocupados, pero por el otro reafirma su alianza incondicional con Tel Aviv- fue puesta otra vez a prueba hoy en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

A pedido de Jordania, el órgano fue convocado a una reunión de emergencia para "hablar sobre la crisis que se vive en la ocupada Jerusalén este", según la carta que envió el representante palestino ante la ONU, Ryad Mansour, a su par jordano.

"Jerusalén está bajo asedio", advirtió Mansour durante la sesión del Consejo de Seguridad y describió el actual "ciclo de violencia" que azota la simbólica ciudad.

El embajador israelí ante la ONU, Ron Prosor, descartó las acusaciones de su par palestino y las calificó como "verdades a medias, mitos y simples mentiras". "El pueblo de Israel no son ocupantes ni colonos. Israel es nuestro hogar y Jerusalén es la capital eterna de nuestro Estado soberano", agregó el diplomático, mientras mostraba una Biblia.

Cuando le tocó su turno, la delegación de Estados Unidos advirtió que los últimos planes israelíes para expandir los asentamientos en Jerusalén este son "muy preocupantes" y "escalarán aún más las tensiones en un momento en que ya están suficientemente tensas".

Pese a esta crítica, Washington simplemente instó a "ambas partes" a evitar cualquier "acción provocadora", lo que pareció reflejar su renuncia a una votación que condene a Israel.

Después de un acalorado intercambio de posiciones, la sesión del Consejo fue suspendida.