A los 95 años, murió Nelson Mandela , el padre de la nueva Sudáfrica y el gran líder que se convirtió en el protagonista de uno de los capítulos más trascendentales del siglo XX, logrando derribar el muro de la segregación racial.

Madiba, como se le conoce en Sudáfrica, quizás el estadista más amado del mundo, murió en Johannesburgo tras pasar los últimos años de su vida alejado de la vida pública.

Mandela pasa a la historia no soamente por ser el primer presidente democrático de Sudáfrica sino también por conseguir poner fin a la segregación racial. El premio Nobel de la Paz logró convertirse en héroe, no solo de una nación sino de todo el mundo.

Nelson Rolihlahla Mandela nació el 18 de julio de 1918, en Mvezo, un pueblo sudafricano con apenas 300 habitantes. Luego de la escuela secundaria comenzó a estudiar en el Colegio Universitario de Fort Hare para obtener su título de Bachiller en Artes. Allí fue elegido como miembro del Consejo de Representantes Estudiantiles, siendo más tarde expulsado junto con un compañero, por participar en una huelga estudiantil. Se trasladó a Johannesburgo, donde en 1941 completó sus estudios de bachillerato a distancia en la Unisa. Estudió derecho en la Universidad de Wiswatersrand, donde se recibió en 1942.

Dos años más tarde ingresó al Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés), un movimiento de lucha contra la opresión de los negros sudafricanos. Mandela al poco tiempo se convirtió en uno de los líderes de la Liga de la Juventud del Congreso, que llegó a constituir el grupo dominante del ANC.

Estuvo preso en penosas condiciones durante 27 años. Durante ese tiempo el gobierno de Sudáfrica rechazó todas las peticiones para que fuera puesto en libertad. Fue así como el mito creció, convirtiéndose Nelson Mandela en un símbolo de la lucha contra el Apartheid, dentro y fuera del país.

Finalmente, Frederik De Klerk, presidente de la República por el Partido Nacional, liberó a Nelson Mandela en 1990, convirtiéndolo en su principal interlocutor para negociar el proceso de democratización. Ambos compartieron el Premio Nobel de la Paz en 1993. Un año más tarde Mandela se convirtió en el primer presidente negro de Sudáfrica, manteniendo a De Klerk como vicepresidente. Desde ese cargo Nelson Mandela puso en marcha una política de reconciliación nacional.

Al asumir su cargo de presidente renunció a una tercera parte del salario y creó el Fondo Nelson Mandela para la Infancia. "Si yo no hubiese estado en prisión, no sé si hubiera sido tan bueno con los niños. Estar preso durante 27 años sin ver niños es una experiencia terrible", aseguró.

En las últimas imágenes difundidas en abril de 2013 , durante una visita oficial presidencial, Mandela apareció muy debilitado, sentado en un sillón con las piernas bajo una manta y el rostro inexpresivo.

El héroe de la lucha contra el apartheid, premio Nobel de la Paz en 1993, y que se convirtió en 1994 en el primer presidente negro de Sudáfrica, fue hospitalizado en enero de 2011 y en diciembre de 2012 por infecciones pulmonares, probablemente las secuelas de una tuberculosis que contrajo durante su encierro en la isla-prisión de Robben Island, frente a Ciudad del Cabo.

En este penal pasó 18 de sus 27 años de detención en las cárceles del régimen del apartheid. Obligado a picar piedra durante los años de su detención, el polvo afectó definitivamente a sus pulmones.

En 2012 Madiba se retiró a su pueblo de infancia, Qunu, en una región rural. Pero en diciembre fue trasladado en avión a Pretoria por razones de salud. A su salida del hospital sus familiares decidieron instalarlo en su residencia de Johannesburgo, situada a 60 kilómetros de Pretoria, para que estuviera cerca de los mejores hospitales del país.

La estado físico fue un tema de preocupación en Sudáfrica por su avanzada edad. Desde 2010 volvió a aparecer en público, aunque se lo ha fotografiado y grabado en video en su casa de Johannesburgo, siendo un hombre venerado por su pueblo por haber evitado una explosión de violencia en la transición entre el régimen racista del apartheid y la democracia, en 1994.

Esta transición le valió el premio Nobel de la Paz en 1993, compartido con el último presidente del Apartheid, Frederik De Klerk.

El arzobispo Desmond Tutu, otra de las grandes figuras de la lucha contra el apartheid y también Nobel de la Paz, lo calificó de "icono mundial de la reconciliación". Durante sus años en prisión Mandela se convirtió en el símbolo de la opresión de su pueblo y en todo el mundo había manifestaciones y conciertos para pedir su liberación.

Muy debilitado por sus años en la prisión, Mandela tuvo su primer problema grave de salud en 1988 y fue ingresado, en régimen penitenciario, en el hospital de Stellenbosch, cerca de Ciudad del Cabo por una tos provocada por la humedad de la célula de su prisión.

Los médicos le diagnosticaron una tuberculosis y pasó seis semanas en el hospital antes de ser trasladado a una clínica más cercana a su prisión. En 2001, once años después de su liberación, fue tratado con radioterapia por un cáncer de próstata y un año después dijo estar curado definitivamente.