El presidente de Uruguay, José Mujica, admitió que en distintas medidas de su gobierno existen "diferencias" dentro de la alianza oficialista Frente Amplio, y adjudicó esa circunstancia a la "fina intolerancia" que, dijo, existe en su país.

El mandatario oriental afirmó que a causa de esa situación le "desataron la guerra desde el primer momento", tanto desde la oposición como desde la propia alianza de centroizquierda.

"Este gobierno tiene una característica: está reflejando la fina intolerancia que tiene este país, que es muy fina, no es la intolerancia del que desprecia crudamente al negro en forma discriminatoria y grosera. Es una intolerancia mucho más culta. La viví en toda la campaña electoral, no puede tolerarse que alguien que no tenga chapa universitaria o no pertenezca a determinado círculo social sea presidente, no se pueden convencer", describió.

Con su habitual tono descontracturado, adjudicó a esa misma condición intolerante la pretensión de que "el presidente tiene que tener cara de prócer aunque sea un viejo reumático como cualquiera".

En otros aspectos de la política uruguaya, ratificó su apoyo a la ley que despenaliza el aborto que ya cuenta con media sanción del Senado, rechazó que en su gobierno existan dos equipos económicos, se mostró preocupado por la escasa tasa de natalidad del país y aseguró que la cuestión de la seguridad "se está trabajando bien" porque "la policía ha mejorado mucho".