Producto del tifón Etau, que golpea duro a Japón desde el miércoles, se produjo en la ciudad de Joso, en el este del país, el desborde del río Kinugawa. El fenómeno destruyó casas y autos, mientras que la población local se encuentra en estado de alarma. 
"Este diluvio es de una escala que nunca habíamos vivido antes", declaró la meteoróloga Takuya Deshimaru en una conferencia de prensa de urgencia. El primer ministro Shinzo Abe, por su parte, señaló que el gobierno estaba en alerta máxima. "El gobierno permanecerá unido y hará todo lo que pueda para lidiar con este desastre... fijándose como máxima prioridad las vidas de la gente", dijo a los periodistas mientras que personal del ejército llegaba al lugar para realizar tareas de rescate.
Además de la situación que se vive en la ciudad de Joso, donde viven unas 65 mil personas, la Agencia Meteorológica nipona declaró el máximo nivel de alerta en las prefecturas de Ibaraki y Tochigi, donde 8.200 habitantes y 90 mil residentes, respectivamente, recibieron la orden de abandonar sus hogares ante la previsión de intensas lluvias, inundaciones y corrimientos de tierra. 
En las últimas horas medios locales informaron que hay personas desaparecidas en distintos puntos del país, producto del catastrófico evento de la naturaleza.