Arribó a Ezeiza la jueza mendocina que se arrojó al agua para salvarse del naufragio del crucero Costa Concordia, frente a la costa toscana. María Inés Lona, de setenta y dos años, relató que se sintieron “totalmente abandonados por la tripulación”.

En charla con los corresponsales destacados en el aeropuerto internacional, criticó “el accionar y el comportamiento del capitán de la nave”, que fue detenido.

"A las 9 de la noche sentimos un golpe fuerte y quedó todo a oscuras. Nos dijeron que era un problema energético, que no nos preocupáramos, hasta que sonó la alarma para ir a los botes", señaló.

Reveló que el capitán nunca habló, y remarcó que no vio"un solo oficial de la tripulación. Otros pasajeros que llevaban días en el buque dijeron que el capitán estaba muy enfiestado, tomando y con mujeres. Lo que hizo el capitán es de locos", añadió.

Sobre su salida de la nave, aclaró que no "tenía más remedio que tirarme al mar. Tuve suerte, ya que no me golpeé al saltar al agua. Además, sé nadar y eran unos pocos metros. La verdad que estaba asustada, porque el barco se hundía cada vez más, y temía que se diera vuelta y me chupara", concluyó Lona.

Por su parte, las autoridades de la empresa defendieron a Francesco Schettino. “Trabaja desde hace una década en la compañía y su desempeño siempre fue intachable”, plantearon. No obstante, admitieron que se está estudiando si hubo responsabilidad de la tripulación en el accidente.