La decisión, que constituye la más grande apropiación de tierras cisjordanas en 30 años, afecta al conocido como asentamiento Gvaot, entre las ciudades palestinas de Belén y Hebrón, un área que no había sido reconocida antes por Israel porque se construyó sin permisos estatales.

La Unión Europea condenó hoy la apropiación de 400 hectáreas de Cisjordania por parte de Israel en un "momento tan delicado" tras el reciente alto el fuego decretado en Gaza, y pidió al Gobierno israelí que dé marcha atrás en su polémica decisión.

"Condenamos la nueva apropiación de tierras en Cisjordania, en relación con los planes para una mayor expansión de los asentamientos anunciada por el gobierno israelí el domingo", recalcó el portavoz de la jefa de la diplomacia comunitaria, Catherine Ashton.

La decisión, que constituye la más grande apropiación de tierras cisjordanas en 30 años, afecta al conocido como asentamiento Gvaot, entre las ciudades palestinas de Belén y Hebrón, un área que no había sido reconocida antes por Israel porque se construyó sin permisos estatales.

"Los asentamientos son ilegales según el derecho internacional, constituyen un obstáculo para la paz y amenazan con hacer que la solución de dos Estados sea imposible", destacó el portavoz, quien recordó que la UE no reconocerá ningún cambio en las fronteras anteriores a 1967, "incluso con respecto a Jerusalén", salvo que lo pacten ambas partes.

"En este momento tan delicado, cualquier acción que pueda socavar la estabilidad y la perspectiva de establecer negociaciones constructivas después del alto el fuego en Gaza debe ser evitada", añadió.

La UE hizo un llamado a las autoridades israelíes a "revertir esta decisión, y a participar con buena fe en un proceso hacia una paz duradera basada en la solución de dos Estados".

El anuncio israelí del domingo desató fuertes reacciones en la diplomacia internacional, entre ellas la del jefe negociador palestino Saeb Erekat, quien ayer pidió una "urgente acción diplomática" y advirtió sobre el peligro de que la apropiación de Israel "pueda alentar el establecimiento de nuevos asentamientos".

El secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, por su parte,  dijo que "la toma de esa franja de tierra tan grande representa un riesgo y allana el camino para que haya futuras actividades de asentamientos", y recordó que su construcción en suelo palestino "es ilegal bajo el derecho internacional y está totalmente en contra de la búsqueda de una solución de dos Estados".

También pidió a Israel que preste atención a los llamamientos de la comunidad internacional para que se abstenga de fomentar nuevos asentamientos "y acate sus compromisos de derecho internacional y de la hoja de ruta" fijada por el Cuarteto de Medio Oriente en 2003.

En tanto, el alto funcionario de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Hanan Ashrawi, señaló que el anuncio israelí "representa la intención de Israel de acabar con toda presencia palestina en la tierra e imponer deliberadamente una solución de facto de un único estado".

"Hasta donde sabemos, esta declaración no tiene precedentes en su alcance desde la década de 1980 y puede cambiar dramáticamente la realidad en el Gush Etzion y las zonas de Belén," dijo Ashawari, para quien el hecho prueba que Benjamín Netanyahu "no aspira a una solución diplomática y continúa poniendo obstáculos a la solución de dos estados".

Según las leyes israelíes, Israel debe esperar 45 días para permitir posibles reclamos antes de asumir formalmente el control de esas tierras. En este caso, se trata de tierras ocupadas hace tiempo y que están en manos israelíes.

Los cuatro kilómetros cuadrados pertenecen a Gvaot, una colonia ubicada en el oeste del bloque de Gush Etzion, que se creó como un asentamiento no reconocido por el gobierno israelí pero, como suele suceder con el avance de la ocupación en Cisjordania, rápidamente fue aceptado de hecho y se convirtió en un suburbio de una de las colonias ya establecidas.

Tras la apropiación y la declaración de tierras fiscales anunciadas hoy, Gvaot pasará a tener estatus legal para el Estado israelí, que de esta manera -y pese a los reclamos de la comunidad internacional- sigue impulsando su política colonialista sobre los territorios palestinos.