Juan Luis Cebrián, presidente ejecutivo de PRISA, grupo editor de EL PAÍS, anunció este miércoles  en la Junta General Extraordinaria de Accionistas que dejará el cargo al frente de la compañía el próximo 31 de diciembre. Cebrián propuso como candidato para sucederle al frente del grupo a Manuel Polanco, actual vicepresidente de PRISA e hijo del fundador, Jesús Polanco. La junta aprobó una ampliación de capital de 450 millones de euros mediante aportación dineraria, y dio luz verde a una segunda ampliación de 100 millones, por el que los acreedores de la compañía podrán capitalizar su deuda. Estas medidas junto a la venta de la portuguesa Media Capital garantizan el fortalecimiento financiero del grupo para el inicio de una nueva etapa marcada por el desafío digital.

La reestructuración del capital y la venta de Vertix, propietario del 94,7 del conglomerado de medios luso Media Capital, a MEO Serviços de Comunicaçoes e Multimedia,del grupo Altice aprobadas por los accionistas de PRISA, refuerza la solvencia financiera del grupo y le dota de una estructura de capital sostenible en el largo plazo, para emprender la nueva etapa de crecimiento y transformación digital que “ya está dando pruebas de su eficiencia con la consolidación de EL PAÍS como primera plataforma de información en castellano y único diario global en nuestra lengua”, según explicó Cebrián en la junta.

El máximo ejecutivo de PRISA anunció que para garantizar un relevo ordenado al frente de la compañía que asegure la autonomía y la independencia de los medios del grupo, y en particular la de EL PAÍS, se creará una fundación con el nombre del diario que vele por esos principios fundacionales y la labor social basada en la libertad de expresión, sin injerencias del poder económico ni de ningún otro tipo. Aunque deje la presidencia ejecutiva, Cebrián mantendrá su presencia en el Grupo como presidente de EL PAÍS, del consejo editorial de PRISA y de la nueva fundación. “Me voy, me voy, me voy, pero me quedo, pero me voy, parafraseando al poeta”, indicó.

La junta aprobó además la propuesta de cesar a los consejeros Gregorio Marañón, José Luis Leal, Alain Minc, Elena Pisonero y Alfonso Ruiz de Assin. Esta propuesta no figuraba en el orden del día y fue introducida para su votación por un accionista. La junta tuvo varios momentos de tensión como el de la intervención del consejero representante del fondo Amber, que se mostró muy crítico con la gestión del presidente. 

Cebrián recordó que él mismo puso en marcha el plan ordenado de sucesión al frente del grupo que culminará cuando Manuel Polanco acceda a la presidencia en 2018, y que si no ha dejado antes el cargo ha sido porque una gran parte de los accionistas y los acreedores le han demandado que se mantuviera en el mismo hasta que se resolviera el problema de la deuda y del equilibrio accionarial.

“La decisión que ahora anuncio, libremente adoptada, responde pues a mi deseo de garantizar un futuro sólido a la compañía, al margen cualquier tipo de personalismo. Como ya he dicho un relevo en el liderazgo puede facilitar la incorporación de nuevos inversores no especulativos, con visión de medio y largo plazo, cuyo horizonte empresarial exceda con creces el tiempo previsible del mandato que aún ejerzo y de la tarea que se me encomendó”, explicó el directivo a los asistentes a Junta.

Cebrián, que ha estado casi cuatro décadas en el grupo, de las que treinta ha sido consejero delegado y más de cinco presidente ejecutivo, explicó que su deseo ha sido siempre defender el interés social de la compañía. En este sentido, recordó que el grupo, desde su nacimiento, ha tenido un compromiso ineludible con la democracia, la libertad de expresión y la educación. “Sin independencia no hay credibilidad, y sin confianza no hay clientes”, ha asegurado.

Defensa de la Independencia

El comportamiento de la gran mayoría de los accionistas para defender la independencia ha sido “ejemplar”, aunque alertó de la intrusión en el capital y en la deuda “de fondos especulativos que a veces ponen sus intereses por encima del interés social y no dudan en arriesgar la supervivencia de las empresas en las que intervienen con tal de asegurarse para ellos un retorno sustancial en su inversión”.

Por eso, Cebrián consideró que es necesario mantener esos valores fundacionales de defensa de la democracia, asegurar la independencia y la autonomía de los que trabajan en los medios del Grupo PRISA y proteger a los lectores. “Mi objetivo es servir a los objetivos que aprueben la mayoría de los accionistas”, ha explicado, y ha recordado la importancia del “dividendo social” que ofrece la empresa.

De ahí, la idea de crear una fundación de la que ha ofrecido algunos detalles. “Para la protección de esos valores que le identifican es para lo que hemos propuesto al consejo la creación de una fundación, que al estilo de lo que sucede en otros grandes medios de referencia mundial, garantice a futuro la continuidad y la coherencia de nuestras actividades con el espíritu fundacional que hasta ahora las han animado”, ha avanzado.

El presidente de PRISA , “en la que será mi última junta de accionistas”, enfatizó que el proceso de transición en la cúpula directiva del grupo ya se inició con el nombramiento el 30 de junio pasado de Manuel Mirat como consejero delegado, y con la renovación de gran parte del equipo gestor. “Su perfil como experto innovador y visionario del futuro junto con una profunda identificación y compromiso con PRISA representa la continuidad y el cambio al frente de la gestión del grupo”, señaló.

El máximo directivo de PRISA y primer director de EL PAÍS adelantó que “la confianza en este equipo y en su capacidad de innovación” viene expresada por el hecho de que los actuales accionistas de PRISA han remitido su compromiso escrito para acudir en gran medida a la ampliación prevista, “lo que aventura un éxito garantizado” de la misma.

MANUEL POLANCO, UNA “GARANTÍA” PARA CUMPLIR LOS OBJETIVOS

ROSARIO G. GÓMEZ

Manuel Polanco Moreno (Madrid, 1961), hijo del fundador del Grupo PRISA y de EL PAÍS Jesús Polanco, fue propuesto por Juan Luis Cebrián para que asuma la presidencia de PRISA en enero de 2018. Tras elogiar su dilatada trayectoria dentro de la compañía, Cebrián consideró que su designación es una “garantía” para el cumplimiento de los objetivos de PRISA, que pasan por consolidar el proceso de transformación y su expansión en América.
Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Autónoma de Madrid, el futuro presidente de PRISA es un buen conocedor de la compañía, a la que ha dedicado más de 25 años de trabajo. Ha estado vinculado a las principales áreas de negocio (educación, prensa, televisión) tanto en España como en Portugal y América Latina. 
Manuel Polanco se incorporó a PRISA a finales de los ochenta. En 1991 asumió la dirección de Santillana Chile y Perú, un cargo que desempeñó hasta 1993, cuando fue nombrado director general del diario La Prensa y puso en marcha la edición americana de EL PAÍS en Ciudad de México. En 1996 asumió desde Miami la dirección internacional de Santillana en América. En 1999 fue nombrado presidente de GDM (Gerencia de Medios) y de GMI (diarios regionales y especializados) y, desde 2001, director adjunto de la Unidad de Medios España. En 2005 se trasladó a Portugal como consejero delegado de Media Capital, compañía propietaria del canal del televisión TVI, varias emisoras de radio, plataformas digitales y productoras audiovisuales.
De vuelta a España, a principios de 2009, fue nombrado director general de PRISA y un año más tarde presidente de PRISA TV y DTS, tarea que desempeñó hasta la venta de esta última entidad a Telefónica de Contenidos, en abril de 2015. Actualmente es vicepresidente de PRISA y presidente de PRISA Audiovisual.
Desde el puesto de presidente, Manuel Polanco tomará el mando de una compañía que tiene una notable presencia en 23 países y es líder en la creación y distribución de contenidos culturales, educativos e informativos en el mundo de habla hispana.
Polanco ha defendido en diferentes foros públicos la necesidad de contar con unos medios “libres y sólidos”, ya sean digitales o tradicionales. Y ha subrayado que “la intensidad democrática del régimen político de una sociedad variará según el derecho que esa sociedad tenga a comunicar y a recibir información”.