Se llamaba Jacintha Santanha. Era madre de dos hijos y llevaba más de cuatro años trabajando en el Hospital Rey Eduardo VII, la institución privada en la que suelen ser atendidos los miembros de la familia real británica. El martes tuvo la mala pata de estar atendiendo las llamadas de la centralita del hospital cuando a las 5.30 de la mañana recibió un telefonazo de la reina Isabel II, que quería hablar con su nieta Kate, allí ingresada con fuertes vómitos y mareos debido a su embarazo. La enfermera pasó la llamada a la colega que estaba en ese momento en la habitación de la duquesa. Era una broma pesada de una radio australiana. Jacintha no pudo soportar la tensión de quedarse atrapada en el centro de esa jugarreta. Esta mañana se encontró su cuerpo sin vida. Nadie duda de que se suicidó. Los duques de Cambridge se han declarado “profundamente entristecidos” por la noticia de su muerte.

Un portavoz de Scotland Yard confirmó a primera hora de la tarde: “La policía fue llamada aproximadamente a las 9.25 de la mañana del viernes, 7 de diciembre, para informar de que una mujer había sido encontrada inconsciente en una dirección de Weymour Street, W1. Acudió el Servicio de Ambulancias de Londres y la mujer fue hallada muerta en el lugar. Las investigaciones determinarán las circunstancias del incidente. En estos momentos la muerte no está siendo tratada como sospechosa”.

La dirección del hospital ha confirmado después “con profunda tristeza” que la mujer fallecida es Jacintha Saldanha, “que fue recientemente la víctima de una llamada falsa al hospital”. “El hospital la ha estado apoyando durante estos momentos difíciles”, ha declarado su consejero delegado, John Lofthouse. “Nuestros pensamientos y nuestra más profunda simpatía en estos momentos está con sub familia y sus amigos. Todos están conmocionados por la pérdida de una colega tan querida y apreciada”, ha añadido.


Fuente: www.elpais.com