El ministro griego de finanzas, Yanis Varufakis, desconoció hoy como interlocutora para tratar el rescate financiero de su país a la "troika" que conforman el Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Europea (CE) y el FMI, mientras que su par de Economí­a, Yorgos Stathakis, confirmó que Grecia desea seguir en la zona euro.

La aclaración de Stathakis la adelantó el semanario alemán Der Spiegel, que publicará completa mañana la entrevista.
En el reportaje, Stathakis reclamó también una nueva política económica y monetaria para Europa, porque los ciudadanos "están cansados de cinco años de ahorro riguroso".

También confirmó, en línea con el planteo que hizo Varufakis en Atenas tras una reunión con el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, que el objetivo del gobierno griego es renegociar el rescate con los socios europeos y no con la troika de acreedores.

Varufakis agregó que la deuda "no puede ser pagada" en los términos actuales.

El nuevo gobierno de Grecia, agregó el ministro de Finanzas heleno, está dispuesto a hablar con organismos institucionales, como la Comisión Europea, el Banco Central Europeo o el Fondo Monetario Internacional, pero no con los tres constituidos en "troika".
"No tenemos intención de trabajar con una comisión que no tiene razón de existir, ni siquiera desde la perspectiva del Parlamento Europeo", enfatizó, en una conferencia de prensa conjunta con Dijsselbloem al fin de su encuentro.

El objetivo del Ejecutivo griego, subrayó además Stathakis en la entrevista, es renegociar el programa de rescate con los gobiernos europeos.

"Necesitamos una solución factible para conseguir dominar la deuda pública", recalcó al Spiegel el titular griego de Economí­a, que propone, como ejemplo, la posibilidad de vincular el pago de la deuda al crecimiento del paí­s.

Pero el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, reiteró hoy, en un acto organizado por aseguradoras, que Berlí­n está dispuesto a ayudar a Grecia solo si cumple con sus compromisos.

"Confianza" y "confiabilidad", recalcó, son "el fundamento para la continuidad de la solidaridad europea ... Sobre esto hay poco que debatir con nosotros y, además, nosotros somos difí­ciles de chantajear".

El ministro indicó que si todas las partes mantienen lo acordado, Berlí­n está "dispuesto a la solidaridad", pero "sólo en estas condiciones y en ninguna otra".

Previamente su portavoz, Martin Jäger, especificó que esto implica que la troika compruebe el cumplimiento del programa de rescate antes de fines de febrero, cuando concluya el tramo en curso, y tildó de irreales las propuestas de Syriza de tener una quita de deuda y la convocatoria de una conferencia sobre la deuda griega.

"La discusión sobre una quita o una conferencia sobre la deuda griega ignora la realidad", manifestó.

Varufakis, sin embargo, señaló que la coalición Syriza llegó al poder precisamente porque su programa no acepta el plan de rescate acordado e impuesto por el régimen suplantado en las urnas, y porque su programa declara que, así, la deuda "no se puede pagar".

Agregó que el gobierno tratará de "convencer a todos sus socios" -entre los que citó a Alemania y Finlandia, dos de los más recalcitrantes defensores del programa de austeridad que llevó a Grecia a una situación que muchos creen desesperada-, "para que se encuentre una solución" que sirva al "interés común europeo".

Durante la rueda de prensa en Atenas, Dijsselbloem coincidió en que existe el compromiso de alcanzar "una posición común como socios de la Unión Europea (UE)", pero descartó la celebración de una conferencia internacional sobre la deuda griega, como planteó su interlocutor.

"Esta conferencia ya existe y se llama Eurogrupo", enfatizó, en línea a su vez con su par de Alemania.

El también ministro holandés de Finanzas indicó que los próximos pasos deben decidirse antes de que venza el programa de rescate "a finales de febrero", y hasta ahora, dijo en sutil recordatorio a los griegos de las expectativas del Eurogrupo, "no hay ninguna conclusión" sobre ellos.

Reiteró la notificación luego cuando justificó como "constructivos" los encuentros que mantuvo en Atenas debido a que, dado que el plan de rescate está llegando a su fin, "es importante empezar la cooperación cuanto antes".

Dijsselbloem reiteró además su exigencia de que Grecia "cumpla sus promesas" si desea ser ayudada, pero consideró que es "demasiado pronto para juzgar" al Gobierno del primer ministro Alexis Tsipras.

Sin embargo, el holandés, un curtido y acérrimo conservador y neoliberal, criticó la propuesta económica de Syriza porque, dijo, si el gobierno intenta cumplirla, "descarrilará muy pronto" el presupuesto estatal.

El programa de Syriza incluye trasladar el grueso de la carga fiscal sobre los más ricos para mantener cuentas públicas equilibradas, algo que elogió ayer también en Atenas el presidente del Parlamento Europeo (PE), el socialdemócrata alemán Martin Schulz, de quien Dijsselbloem se delimitó hoy con su crítica.

Más sombrío y duro que Schulz, Dijsselbloem remarcó hoy en cambio que "los problemas de la economí­a griega no desaparecieron con las elecciones", por lo que instó a que "los muchos progresos" hechos por los griegos en los últimos años (bajo los ajustes que rechazaron) "no se pierdan".

Varufakis, áspero crítico de los programas de austeridad neoliberal, declaró en respuesta que las reformas que expuso en la reunión para restaurar la competitividad del paí­s incluyen "las garantí­as que nuestro Ejecutivo ofrecerá al pueblo y a los socios para lograr un pequeño superávit primario sostenible y permanente".

Dijsselbloem aseguró que existe un "interés mutuo" en que Grecia permanezca dentro de la eurozona, lo que, según dijo, es también el propósito de las autoridades griegas y ofreció un "apoyo comprometido" con el paí­s hasta que "recupere la posibilidad de financiarse en el mercado".

Durante su visita a Atenas, el presidente del Eurogrupo se entrevistó también con Tsipras, con el director del Grupo de Trabajo del Euro, Thomas Vizer, y con representantes del nuevo equipo económico griego, entre los que estuvo el viceprimer ministro, Yanis Dragasakis.