El papa Francisco emprendió este lunes viaje hacia Brasil para participar en la Jornada Mundial de la Juventud que se llevará a cabo durante esta semana en Río de Janeiro. El vuelo de la empresa Alitalia que traslada al papa argentino Jorge Bergoglio partió desde el aeropuerto Fiumicino a las 8.55 hora local (3.55 en Argentina) y se prevé que llegue al aeropuerto Galeao\Antonio Carlos Jobim a las 16.00 hora local.

"Llego a Río en unas horas y mi corazón está lleno de gozo porque dentro de poco estaré con ustedes para celebrar la XXVIII JMJ", publicó Bergoglio en pleno vuelo a través de su cuenta de Twitter.

Se trata del primer viaje al extranjero del pontífice desde su nombramiento. Como actividad oficial, hoy sólo recibirá el saludo por parte de las autoridades. Se espera que hasta dos millones de peregrinos asistan a la Jornada Mundial de la Juventud. En el marco de su visita a Brasil, además, el papa visitará el miércoles el santuario mariano de Aparecida.

Por Continental, el obispo Jorge Lozano destacó que hay "mucha expectativa y gran alegría" por el encuentro. "Hay muchísimos jóvenes de diversos países, especialmente de la Argentina, que es la comitiva más numerosa después de la de Brasil. Muchos están desde el viernes o el sábado y se los nota caminando por las calles en grupos con remeras identificatorias", relató en Magdalena Tempranísimo el obispo de Gualeguaychú y presidente de la Pastoral Social del Episcopado.

El gobierno de Dilma Rousseff movilizará a casi 14.000 efectivos, de los cuales más de 10.000 son militares, apoyados por helicópteros, vehículos blindados, buques de patrullaje y un sistema antiaéreo para proteger al Papa y procurar que los manifestantes no alteren la Jornada, que se extenderá entre el martes y el domingo.

Francisco parece no compartir esas preocupaciones: no usará el "papamóvil" con vidrios blindados y cambió el programa de su primer día de visita: antes de reunirse con Rousseff en el palacio de la gobernación de Río recorrerá en un vehículo abierto la zona céntrica de la ciudad, donde en junio hubo masivas protestas.

Para los analistas, la decisión de estar con la gente antes de encontrarse con los gobernantes refleja la principal marca del papa: el deseo de mantener contacto estrecho y directo con el pueblo para enfatizar el carácter pastoral de la Iglesia católica.

El entusiasmo frente al nuevo pontífice es evidente entre los centenares de miles de fieles que llegan sin cesar a Río para la Jornada desde distintas partes del mundo, pero en especial de su país natal.