Tras el siniestro mortal, el conductor mantuvo comunicaciones por radio en las que aseguró que iba a mucha mayor velocidad de la que indicaba la curva en la que se produjo el accidente. Tras el accidente, el conductor del tren admitió también que iba a esta velocidad de unos 190 kilómetros por hora en una conversación que mantuvo con el delegado del Gobierno en Galicia, informó por Continental Águeda Peneda, periodista de la Cadena Ser de Galicia.

La Policía y técnicos de infraestructuras viarias investigan desde anoche las causas del accidente, en el que han muerto al menos 79 personas y otras 140 han resultado heridas, según los últimos datos ofrecidos por el Tribunal Superior de Justicia de Galicia. En una de las conversaciones telefónicas mantenidas tras la tragedia, uno de los maquinistas del tren dijo: "Descarrilé, qué le voy a hacer, qué voy a hacer".

Ambos conductores salieron ilesos del siniestro y participaron en las tareas de rescate. Centenares de agentes de la Policía, personal sanitario y expertos en accidentes ferroviarios trabajan en el dispositivo establecido tras el accidente, que tuvo lugar poco antes de las 21.00 horas de ayer (19.00 GMT) en las proximidades de la estación de Santiago de Compostela.

En el convoy viajaban 247 pasajeros y cuatro tripulantes, según informó la compañía. Nueve especialistas en la identificación de cadáveres trabajan en el lugar, con la dificultad de que algunas víctimas están muy desfiguradas por el fuerte impacto. Varios coches fúnebres han comenzado hoy a trasladar los cadáveres al Hospital Universitario de Santiago para practicar la autopsia.

El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, se desplazará esta mañana a Santiago de Compostela para conocer sobre el terreno las consecuencias del accidente. El suceso ha generado una fuerte conmoción en España, con la particularidad de que hoy, 25 de julio, es la festividad de Santiago, el patrón religioso de España, y que es seguida en la región de Galicia, cuya capital política es Compostela.