En un clima de emoción y euforia, miles de argentinos se encontraron este mediodía con el papa Francisco en la Catedral Metropolitana de Rio de Janeiro, Brasil, en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). En su discurso, el pontífice dijo que la Iglesia "tiene que salir a la calle" y que "no puede ser una ONG".

Francisco pidió "cuidar los dos extremos de la vida: los ancianos y los jóvenes". Y exclamó: "Que no se licue la fe"

Fue en Río de Janeiro. Pero podría haber sido en Constitución o en cualquier partido de la provincia de Buenos Aires. Francisco se vistió de Jorge Bergoglio y mantuvo un cálido con miles de jóvenes argentinos que viajaron a Brasil.

La llegada de Francisco hizo estallar en aplausos y cánticos a los cientos y cientos de jóvenes que viajaron especialmente miles de kilómetros para reencontrarse con quien fue durante años primado de la Iglesia de la Argentina.

Ante cada paso, los saludos y las muestras de cariño eran incesantes. Fueron devueltas con bendiciones, abrazos, besos y gestos de afecto a quienes estuvieron toda la noche esperándolo.

"Esta es la juventud del Papa", había dicho poco antes el titular del Episcopado, monseñor José María Arancedo, quien había destacado que muchos pasaron la noche en vela y bajo la lluvia para poder entrar a la Catedral de San Sebastián