El cardenal argentino Jorge Bergoglio se convirtió en el nuevo Papa de la Iglesia católica con el nombre de Francisco I luego de cinco votaciones realizadas desde este martes en el Capilla Sixtina.

La fumata blanca salió de la chimenea a las 19.08 horas local tras poco más de 25 horas de elección del sucesor de Benedicto XVI.

La rapidez en el escrutinio mantiene la tónica de los últimos decenios, en los que no se han superado las once votaciones.

Pío XII fue elegido con tres votaciones y en apenas 24 horas; Juan Pablo I, con cuatro; Benedicto XVI con cuatro, Pablo VI, con cinco; Juan Pablo II, con ocho, y Juan XXIII, con once.


La fórmula química de la fumata

Fumata blanca' o 'fumata negra'. Cada 'fumata' tiene su propia composición química. Como si de la fórmula de la Coca-cola se tratase, el Vaticano ha anunciado la fórmula química de la fumata que anuncia que la Iglesia tiene nuevo Papa.

Ahí va la preciada fórmula y otras curiosidades del Cónclave:

Clorato de potasio y lactosa

Por primera vez en la historia, en la capilla Sixtina hay dos estufas. Una es la tradicional, que se viene usando desde el Cónclave de marzo de 1939, en la que se queman las papeletas de las votaciones. A ella se ha unido una estufa auxiliar que permite, gracias a un mecanismo electrónico, incrementar la visibilidad de las fumatas.

Según ha informado el Vaticano en un comunicado, para crear la 'fumata blanca' se utiliza clorato de potasio, lactosa (que sirve como combustible fácilmente inflamable) y colofonia, que es una resina natural que se obtiene a partir de pino amarillo. Para lograr el humo negro se emplea perclorato de potasio, antraceno (un componente de alquitrán de hulla) y azufre.

El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, ha precisado que el momento en el que se queman las papeletas se activa un dispositivo electrónico en la estufa auxiliar que pone en marcha una especie de cartucho que contiene cinco cargas y que se activan una tras otra durante un tiempo total de siete minutos.

Las dos estufas -instaladas en la parte posterior de la Sixtina-, están unidas al tubo interno de la chimenea, que mide unos 15 metros de altura y a través de una ventana de esta capilla sale hasta el tejado. La parte externa mide cerca de dos metros y es visible desde la plaza de San Pedro.

La estufa en la que se queman las papeletas es de hierro fundido, de un metro de altura y 45 centímetros de diámetro. Tiene una portezuela inferior donde se enciende el fuego y una superior donde se introducirán los documentos para quemar.

En la Antigüedad, según recuerda el Vaticano, para producir el color negro se usaba carbón o alquitrán, y para el humo blanco, paja fina. Por último, para mejorar el tiro de la estufa y facilitar que el humo ascienda y sea visible por encima del tejado de la Capilla Sixtina, el conducto de la chimenea se precalienta con resistencias eléctricas y está equipado con un ventilador extractor de apoyo.