El Ministerio de Salud egipcio informó que 16 manifestantes y un recluta de la Policía fallecieron en la capital en el día.

Doce de las víctimas que protestaban murieron por disparos y la agresión de las fuerzas de seguridad en el barrio popular cairota de Al Matariya, uno de los feudos del proscrito grupo de la Hermandad Musulmana.

Este movimiento islamista fue el que llevó al poder a Mohamed Mursi en 2012, un año después del derrocamiento de Mubarak y de la histórica apertura de elecciones democráticas en el país árabe.

Un año después de la asunción de Mursi, el Ejército, que había sido leal a Mubarak, derrocó al presidente islamista, apoyado por manifestaciones multitudinarias que pedían detener la islamización del Estado.

Con el apoyo de millones de ciudadanos, el gobierno de facto inmediatamente impuso un nuevo régimen autoritario, en el que toda la oposición fue reprimida y perseguida judicialmente.

El Ministerio del Interior no dio detalles sobre lo que pasó en Al Matariya ni lo que sucedió en el barrio de Ain Shams, otro bastión de la Hermandad Musulmana, en donde hoy falleció un recluta de la Policía.

En tanto, otros dos manifestantes murieron en el distrito capitalino de Guiza y otro en la ciudad mediterránea de Alejandría.
El Ministerio del Interior informó que las últimas dos víctimas fatales murieron cuando intentaban colocar un explosivo en Damanhur, al sureste de Alejandría.

La vocero de esa cartera, Hany Abdel, además, aseguró que al menos 150 personas habían sido detenidas al final de la jornada de protestas, según la agencia de noticias oficial, Mena.

Desde hace más de un año, en Egipto rige una ley que prohíbe cualquier manifestación y protesta que no haya sido previamente aprobada por el gobierno.

Esta ley golpeó el poco poder de movilización que le quedaba a la Hermandad Musulmana después de la represión y la persecución judicial de los meses posteriores al golpe contra Mursi, pero también a los movimientos de izquierda y laicos que en principio apoyaron el golpe de 2013, pero que finalmente comenzaron a denunciar a las nuevas autoridades civiles y militares.

"Estoy aquí porque después de la revolución del 25 de enero no se hizo nada, Mubarak no fue juzgado y la corrupción sigue igual.

Necesitamos un cambio real del sistema de gobierno y de las instituciones del Estado", aseguró a la agencia de noticias EFE Rania Rifat, una joven abogada de El Cairo.

Junto a varias decenas de personas, Rifat se concentró en las escaleras del Sindicato de Periodistas de El Cairo para burlar la prohibición de celebrar manifestaciones, decretada en 2013.

Entre gritos de "El pueblo quiere la caída del régimen", Rifat confesó que había votado al actual presidente, Abdel Fatah al Sisi, en las elecciones celebradas en mayo de 2014, pero se declaró desencantada y convencida de la necesidad de "un cambio profundo".

De la misma opinión se mostró Mahmud Leshin, empleado de unos grandes almacenes.

"Se cayeron muchas máscaras en estos cuatro años. Ahora sabemos que los militares no quieren el bien para este país, no quieren avanzar, no quieren un Estado democrático, solo quieren hacerse con el poder", sentenció Lehsin.

En la jornada de hoy tampoco faltaron quienes salieron a la calle desafiando la ley contra las manifestaciones para mostrar su apoyo a Al Sisi.

Concentrados junto a uno de los accesos de la plaza Tahrir, ante la pasividad de las fuerzas de seguridad, decenas de simpatizantes del actual presidente se concentraron con banderas para conmemorar la revolución y el día nacional de la Policía.

"Estoy aquí porque salí a la calle el 28 de enero (de 2011) y el 30 de junio (de 2013). El 28 de enero, contra la corrupción política, y el 30 de junio, contra el terrorismo", dijo Hamid al Ahmar, trabajador del sector turístico.

Para Al Ahmar, que asegura que también ha salido a la calle para celebrar el Día de la Policía: "lo más importante en estos cuatro años ha sido que el Estado regresó tras un año de ocupación. Estoy aquí contra el terrorismo, para apoyar al Estado de las instituciones, al Estado del pueblo".

Sin embargo, en el resto de la capital y en otras ciudades del país, otros manifestaciones no pudieron hacer escuchar su voz con la misma tranquilidad Al Ahmar.

Además de un masivo despliegue de policías y soldados, imágenes de medios internacionales mostraron a fuerzas de seguridad vestidas de civiles y corriendo a los manifestantes con armas en la mano a plena de luz del día.