El gobierno de Ucrania reaccionó con fastidio ante la posibilidad de que Alemania decida boicotear la Eurocopa de Fútbol a realizarse en este país por el encarcelamiento de la ex primera ministra Julia Timoshenko, tal como adelantó la revista germana Der Spieguel.

"Espero que solo sea una falsa información de prensa", dijo el portavoz del Ministerio del Exterior, Oleg Voloshin, quien además mencionó la "sorpresa" oficial ante la versión. "Uno no quiere pensar que los responsables de Estado en Alemania sean capaces de revivir los métodos de la Guerra Fría y que intenten tomar como rehén político al deporte", afirmó el funcionario.

El famoso certamen futbolístico se jugará, paralelamente, en Ucrania y en Polonia entre el 8 de junio y el 1 de julio.

Berlín criticó en duros términos no sólo la condena, sino también el trato brindado en la cárcel a la ex primera ministra Timoshenko. La revista más importante de Alemania, Der Spiegel, publicó en la víspera que la canciller alemana, Angela Merkel, sopesa recomendar a sus ministros que boicoteen los partidos en Ucrania en caso de que Timoshenko no sea liberada para recibir tratamiento médico.

Timoshenko está en huelga de hambre desde el 20 de abril para protestar por supuestos maltratos. Mientras tanto, la fiscalía de Járkov, donde se encuentra Timoshenko, rechazó las acusaciones de la dirigente acerca de que había sido golpeada durante un traslado a un hospital. "Ningún médico ni enfermera confirmó esos hechos", dijo un portavoz judicial al Canal 5 de la televisión.

Pero el frente externo de Ucrania se complicó aún más, al informarse que el presidente checo, Václav Klaus, canceló su participación en una cumbre que se celebrará en mayo en Ucrania como protesta por el encarcelamiento de Timoshenko.
 
Previamente también había cancelado su presencia en la cumbre de presidentes europeos el jefe de Estado alemán, Joachim Gauck.

La relaciones entre República Checa y Ucrania son tensas desde que Praga dio asilo en enero al marido de la dirigente, Alexander Timoshenko. Un año antes, las autoridades de Praga recibieron prácticamente en situación de asilado político al ex ministro de Economía ucraniano Bogdan Danilishin.