Corea del Norte anunció que a partir del próximo lunes quedará anulado el alto el fuego firmado hace seis décadas para poner fin a la Guerra de Corea (1950-1953) y volvió a lanzar una amenaza de ataque nuclear, como respuesta a las sanciones que le impuso ayer el Consejo de Seguridad de la ONU, despertando preocupación mundial.

Corea del Norte "anulará el lunes 11 todos los acuerdos de no agresión alcanzados entre el Norte y el Sur", anunció el gobierno de Kim Jong-un en un comunicado que eleva un escalón la especialmente dura ofensiva dialéctica emprendida esta semana entre el país comunista y el régimen surcoreano, que apoya Estados Unidos con casi treinta mil soldados.

La agresiva campaña norcoreana incluyó amenazas como cortar la línea de comunicación con el Sur y realizar ataques militares "sin piedad". Ayer, había amenazado a Estados Unidos e indirectamente a su vecino del sur con un ataque con armas atómicas.

Pyongyang se siente amenazado por las recientes maniobras de las fuerzas armadas surcoreanas y estadounidenses, y acusa a ambos países de querer una guerra nuclear. Washington tiene 28.500 soldados estacionados en Corea del Sur. Frente a esas amenazas, Corea del Sur respondió hoy que de cumplirlas "el régimen de Kim Jong-un desaparecerá de la tierra", tal como advirtió el portavoz del Ministerio de Defensa surcoreano, Kim Min Seok.

Con el unánime aval de sus quince miembros e impulsada por Estados Unidos y China, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó ayer una resolución que endurece las sanciones que ya afrontaban las autoridades de Corea del Norte por su programa nuclear.

Entre otras medidas, la resolución sanciona por primera vez las "actividades ilícitas del personal diplomático" norcoreano, las relaciones exteriores de sus bancos y las "transferencias ilícitas de dinero en efectivo", y endurece las restricciones de viaje a funcionarios norcoreanos.

"Fuimos muy claros, estamos unidos en pedir que Corea del Norte cumpla con sus obligaciones internacionales o afrontará más presión y aislamiento", afirmó tras la votación la embajadora estadounidense, Susan Rice.

La respuesta norcoreana de abandonar el armisticio de 1953, anuncio que sembró preocupación en Seúl al no existir precedentes en las últimas seis décadas de antagonismo, plantea el interrogante de si el militarizado país comunista puede llegar a tomar medidas físicas en las próximas semanas.

Fuentes del Ejército de Corea del Sur advirtieron sobre la posibilidad de una agresión norcoreana a lo largo de los 248 kilómetros de la zona desmilitarizada que divide a los dos países o en la frontera marítima, donde Pyongyang ya acabó con la vida de cuatro surcoreanos en el bombardeo a Yeonpyeong de 2010.

Los medios norcoreanos mostraron hoy al joven líder Kim Jong-un mientras ayer inspeccionaba las unidades militares responsables del ataque de artillería a la isla surcoreana e instaba a sus soldados a permanecer preparados para el combate.

Una portavoz del Ministerio de Unificación surcoreano indicó que Corea del Norte "legalmente no puede revocar el armisticio, ya que el acuerdo requiere la conformidad de ambas partes para su anulación". No obstante, la portavoz confirmó que el ministerio encargado de las relaciones con el Norte "permanece en máxima alerta" hacia el país vecino.

Asimismo, el Ejército Popular de Corea del Norte intensificó sus maniobras en el frente occidental, con Seúl y alrededores bajo el punto de mira, y la próxima semana sus fuerzas de tierra, mar y aire podrían realizar un ejercicio militar a gran escala, según fuentes militares surcoreanas.

A pesar de la aparente gravedad de la amenaza, expertos internacionales creen que Pyongyang carece de la tecnología necesaria para instalar ojivas nucleares en sus misiles de medio y largo alcance.

Las dos Coreas nunca firmaron un tratado de paz para dar por finalizada la guerra y sólo rubricaron un armisticio final que significó un alto el fuego pero que mantiene técnicamente enfrentadas a las dos partes de este país dividido.