El juicio a Bradley Manning por filtrar 700 mil documentos clasificados a WikiLeaks se celebrará a partir de este lunes bajo estrictas medidas de seguridad en la base militar de Fort Meade, Maryland, sede de las agencias de la élite tecnológica y de inteligencia del Pentágono.

El joven soldado, de 25 años, analista informático en Irak hasta su detención en mayo de 2010, ya se declaró culpable de 10 de los 22 cargos de que se le acusa, los menos graves.

Sólo por esa decena de cargos podría cumplir hasta 20 años de cárcel efectiva.

Pero si la jueza militar lo condena por el delito de "ayudar al enemigo" podría enfrentar una cadena perpetua, lo que en Estados Unidos significa una vida entera tras las rejas.

Manning reconoce haber filtrado información secreta, pero sostiene que lo hizo como un medio para reparar las injusticias cometidas por su país en el marco de las guerras declaradas por el gobierno del ex presidente George W. Bush (2000-2008).

La jueza informó que intentará equilibrar el derecho a un juicio público y la salvaguarda de la "seguridad nacional", para lo cual espera poder utilizar varias alternativas acordadas en una sesión a puerta cerrada celebrada el pasado 8 de mayo.

Las alternativas serán el uso de pseudónimos para testigos, códigos o sumarios que no contemplen datos que afecten a la "seguridad nacional", aunque debido a la complejidad de los delitos algunas jornadas serán a puerta cerrada.

Lind adelantó que prohibirá la presencia de periodistas y personas externas cuando se trate información que afecta a la seguridad nacional, y posteriormente se revelará una transcripción en la que sólo se verán los datos que puedan hacerse públicos.

Los fiscales estadounidenses llamarán al estrado a 24 testigos cuyas declaraciones deberán ser protegidas bajo secreto, entre ellos diplomáticos, responsables de inteligencia, militares y otros funcionarios estadounidenses de alto nivel.

Los fiscales intentarán probar que Manning hizo uso inapropiado de información clasificada y la puso a disposición de WikiLeaks sabiendo que ponía en riesgo la "seguridad nacional" y que podría ser utilizada por grupos enemigos, como la red Al Qaeda.

Según informó el Pentágono, cuando registraron la casa en la que se escondía Osama Ben Laden en Pakistán antes de su muerte, los marines estadounidenses que realizaron el operativo encontraron una comunicación del líder de Al Qaeda en la que pedía examinar los documentos oficiales estadounidenses filtrados a WikiLeaks.