El presidente de Armenia, Serge Sargsián, destacó en el acto que "lo ocurrido en 1915 no tuvo precedentes ni por su magnitud ni por sus consecuencias", y agregó que el genocidio es "una herida aún abierta porque en el mundo hay negacionismo", citado por EFE.

La ceremonia tiene lugar en el complejo conmemorativo de Tsitsernakaberd, situado en una colina a las afueras de Ereván, donde miles de armenios venidos de todo el mundo rendirán memoria a las víctimas.

En el monumento arde la llama eterna en recuerdo de los armenios que perecieron en las matanzas y deportaciones, en lo que el papa Francisco definió recientemente como "el primer genocidio del siglo XX".

Las víctimas fueron canonizadas en un ceremonia solemne en la que fueron proclamadas mártires de la Iglesia Apostólica Armenia, la más antigua del mundo.

El líder armenio, Serge Sargsián, instó esta semana al presidente turco, Recep Erdogan, a aprovechar la simbólica fecha para normalizar las relaciones entre ambos países, es decir reconociendo el genocidio y abriendo la frontera común.