Son casi cuatrocientos los muertos y casi ochocientos los heridos por la estampida en Camboya.

Ocurrió en Phnom Penh, durante los festejos del Festival del Agua.

La mayoría de las víctimas son personas jóvenes que quedaron atrapadas en un puente peatonal que conecta la capital con Koh Pich (Diamante), una pequeña isla a la que el desarrollo urbanístico ha transformado de un pobre suburbio en un centro de recreación.

El portavoz del Gobierno camboyano, Phay Siphan, admitió que la cifra de víctimas podría aumentar en las próximas horas, y lamentó que la Policía no reaccionase con la rapidez necesaria para impedir la tragedia.

La oposición y otros grupos acusan a las autoridades de lo sucedido, por haber permitido que se organizase el evento en un sitio inadecuado y por haber cerrado el otro puente de acceso a la isla, obligando a toda la gente a pasar por un paso peatonal inadecuado para tal volumen de personas.
Sobrevivientes a la indecible tragedia revelaron que permanecieron “dos o tres horas” casi sin poder respirar en el atascamiento del puente.

Además de los muertos por aplastamiento y asfixia, muchísimas personas (entre ellas niños y adolescentes) perecieron ahogadas al intentar evadir la mortal trampa. El último recuento oficial admite trescientos setenta y ocho muertos y setecientos cincuenta y cinco heridos.