Benedicto XVI ha partido este jueves a las 17.00 horas, en helicóptero, rumbo a Castel Gandolfo, la residencia de verano de los Papas, una suntuosa villa a 30 kilómetros de Roma, que le permitirá alejarse de la locura mediática desatada estos días en torno a su sucesor en el sillón de San Pedro. Después, se recluirá en un monasterio del Vaticano para el resto de sus días.


"El Papa vivirá en el apartamento que siempre ha ocupado. Y lo hará unos dos meses", precisó el director de las Villas Pontificias, Saverio Petrillo, durante una visita organizada la semana pasada para la prensa.


Esta villa o palacio, propiedad pontificia desde 1956, se beneficia de una posición muy particular, al estar construida sobre una cresta rocosa desde la que se contempla el lago Albano. Debe su nombre a la familia Gandolfi, que estableció sus dominios en esa zona en el siglo XII.

Familia Gandolfi

Los Gandolfi fueron los que mandaron construir el castillo que en el siglo XIII pasó a la familia Savelli y que éstos vendieron a su vez a la Cámara Pontificia en 1596.


Propiedad de los papas desde entonces, sobre su emplazamiento se construyó el palacio utilizado más tarde como residencia estival pontificia.


En la actualidad, la villa y sus jardines se extienden sobre 55 hectáreas, esto es, 11 más que el Estado del Vaticano, el más pequeño del mundo. Asimismo, la villa o palacio disfruta de extraterritorialidad.


La propiedad, que goza de una vista al mar por un lado y al lago por otro, se encuentra a 426 metros de altitud, lo que garantiza a los que en ella se albergan un especial frescor en las tórridas noches estivales.


Históricamente, los Papas se albergaban en ella durante Semana Santa y el verano, para escapar de la canícula romana.
Ambiente familiar


Saverio Petrillo detalló que, en cuanto se supo que Benedicto XVI llegaría al lugar el 28 de febrero para dos meses, iniciaron rápidamente los preparativos a los que ya están acostumbrados. "Es cierto que su renuncia nos cogió por sorpresa", señaló, para dejar claro a continuación que han tenido el tiempo suficiente para que Ratzinger se sienta "en un auténtico ambiente familiar". "Aquí no hay grandes obras de arte, ni grandes salones".


Los jardines, en los cuales se suceden los cipreses y parterres franceses, invitan a realizar largos paseos. Sin embargo, Benedicto XVI no suele frecuentarlos demasiado. "Es un hombre de estudio, reservado, que no le gusta demasiado tomar el aire", confesó Petrillo.
Benedicto XVI, acompañado de sus dos secretarios personales, pasará las próximas semanas en su apartamento o apartamentos privados, que ocupan el ala de la villa con vistas al mar.


En 2011, quien será Papa Emérito desde las 20.00 horas de hoy, comentó sobre Castel Gandolfo: "Tengo de todo: montaña, lago y vistas al mar. Además, la gente es muy amable". Estas palabras fueron recogidas en una placa, que hoy se puede contemplar en la fachada del Ayuntamiento, justo enfrente de la imponente villa o palacio apostólico, que domina la plaza principal de la pequeña localidad, coquetamente adornada con una fuente.