Las autoridades de Beijing levantaron este viernes la primera alerta roja por contaminación en la historia de la capital china tras 48 horas de severas medidas que incluyeron la suspensión de clases y de la producción industrial para controlar los altos niveles de polución. El alerta finalizó formalmente al mediodía local (1 de la mañana de Argentina), pero ya desde la madrugada un frente frío con vientos ligeros pero sostenidos se llevó la capa de niebla y contaminación que desde el fin de semana cubría la ciudad.

Durante los últimos dos días Beijing puso en marcha medidas como que los automóviles privados sólo circulen en días alternos o la prohibición a camiones pesados de salir a la ruta. Además, se suspendieron las obras en construcción y las fábricas contaminantes redujeron o pararon su producción, entre ellas las de generación de energía y las siderúrgicas.

Pese a que la medida fue aplaudida por organizaciones como Greenpeace y la Organización Mundial de la Salud (OMS), que subrayó que "las autoridades (chinas) se están tomando muy en serio la calidad del aire", algunos ciudadanos la consideraron excesiva y demasiado prolongada.

Lo cierto es que el alerta consiguió bajar la contaminación de 650 microgramos a 400 microgramos por metro cúbico de partículas PM 2,5, las más perjudiciales para la salud, aunque todavía muy lejos de los 25 microgramos que la OMS recomienda para no perjudicar las vías respiratorias.