El presidente de Siria, Bashar al Assad, convocó para el 26 de febrero a un referendo sobre la nueva Constitución. En tanto, las elecciones legislativas se celebrarán en un plazo de 90 días desde la aprobación de la Constitución.

De este modo y frente a la presión internacional, el gobierno busca descomprimir la complicada situación interna que en algunas regiones vive una virtual guerra civil, ya que la nueva norma dejará de lado la condición de "líder de la nación y la sociedad" para el gobernante Partido Baas y sólo permite una reelección presidencial.

La Constitución remodelada por Hafez al Assad, padre del actual mandatario, en los años '70 establecía claramente que el partido Baaz era "el líder del Estado y de la sociedad", lo que será reemplazado por "un sistema político de Estado basado en los principios de la pluralidad política y la democracia".
No obstante, la nueva Carta Magna deja bien claro que ningún partido podrá basarse en criterios religiosos, profesionales o regionales, una cláusula que impide la legalización de partidos como los Hermanos Musulmanes o de las formaciones nacionalistas kurdas en el noroeste del país.